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¿Puede ser efectiva la "campaña del miedo"?

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11 noviembre de 2015

(Columna de Facundo Matos Peychaux)

"Si fuera por Macri, no tendríamos la AUH, YPF, Aerolíneas Argentinas, Anses y le hubiéramos pagado sin condiciones a los fondos buitre", lanzó Daniel Scioli a pocas horas de haberse conocido el resultado de la primera vuelta.

Desde entonces, el FpV, por primera vez segundo en intención de voto, salió a la carga con un arsenal de advertencias sobre lo que supuestamente haría el líder de Cambiemos si accede al Gobierno.

Las acusaciones fueron desde la supuesta falta de gobernabilidad que tendría "la Alianza" -tal como la llama Scioli para emparentarla con la fallida experiencia del Gobierno de Fernando de la Rúa-, hasta la agresividad de su programa económico (que incluiría "ajustes", "megadevaluación", "inflación del 50%" y "privatizaciones", según el oficialismo) y un hipotético retroceso en las conquistas sociales (AUH, salario real, empleo y jubilaciones).

Esta estrategia de campaña, que en las redes sociales se tradujo en la etiqueta #SiGanaMacri, recibió en las crónicas periodísticas y en los análisis políticos el mote de "campaña del miedo", pese a que -como advertía Julio Burdman vía Twitter- "la campaña negativa, o sucia, es hacer eje en (malos) atributos personales" mientras que "la discusión ideológica, aunque sea dura, no lo es".

Aunque si bien las denuncias del oficialismo se basan sobre hechos reales (declaraciones pasadas de Mauricio Macri o las votaciones de sus legisladores en el Congreso), no es menos cierto que durante su carrera por la Presidencia, el jefe de Gobierno entendió que algunas de esas políticas del kirchnerismo a las que se opuso inicialmente gozaban de una amplia aprobación por parte de la sociedad y, por ello, debió cambiar de discurso y prometer que las respetará.

De cualquier modo, aunque quisiese desandar el camino recorrido por el kirchnerismo en estas materias, le sería muy difícil por cuanto muchas de estas medidas han sido plasmadas en leyes y el PRO será minoría en ambas cámaras del Congreso. En todo caso, lo que podrá hacer es mantener lo que ya está pero no seguir profundizando estas políticas.

Aún así, las acusaciones entraron en la campaña y la pregunta, ineludible, es cuánto pueden influir en el resultado del 22N.

VISIONES CONTRAPUESTAS

La literatura politológica no le suele atribuir grandes logros a este tipo de campañas. Los discursos negativos no enamoran ni mueven grandes voluntades. Las características del padrón que elegirá al próximo Presidente tampoco auguran grandes éxitos para esta estrategia. Más de un tercio de los electores tiene menos de 30 años y más de la mitad no llega a los 40. Para ellos, la crisis del 2001 es una experiencia lejana y, en muchos casos, borrosa. Como recuerda el consultor de comunicación política y especialista en voto joven Rubén Weinsteiner, "las vivencias son intransferibles".

En cambio, los problemas económicos de los últimos cuatro años, la alta inflación, la volatilidad cambiaria (y el cepo), el estancamiento y la falta de creación de empleo privado son vivencias conocidas y palpables fácilmente por todos los votantes.

Así todo, para Pablo Knopoff (Isonomía), "hay un sector de nivel socio-económico relativamente bajo cuya agenda del primer metro cuadrado, es decir, sus preocupaciones personales, tiene que ver esencialmente con su relación con el Estado". "Ahí es donde puede hacer mella ese discurso ya que los dos candidatos, pero especialmente Macri, apelan a un acto de fe", sostuvo en diálogo con el estadista después de participar de un panel sobre las elecciones del 25-O junto a los politólogos Javier Zelaznik y Alejandro Bonvecchi en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT).

Para Knopoff, entre los massistas, que serán decisivos en las elecciones del 22-N, el discurso del miedo podría ser efectivo. "Hay muchos votantes de Sergio Massa que tienen reticencia a algunas cosas del kirchnerismo pero no están seguros de creer que esa agenda del primer metro cuadrado va a estar mejor con Macri que con Scioli y ahí es donde juega muy fuerte la campaña del miedo", señala.

En términos nominales, el voto massista del 25-O se concentró en zonas donde la dependencia del Estado para la generación de ingresos es menor (como en la Primera Sección de la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y la ciudad de Buenos Aires) y otras donde el Estado adquiere mayor relevancia, como Salta, Tucumán y Jujuy. Por lo cual si el impacto está vinculado al grado de vinculación con el Estado algo seguro es que será heterogéneo dentro del universo renovador.

Asimismo, el director de Isonomía señaló que varios puntos que el líder de Cambiemos recibe por el clima de opinión favorable que goza desde el 25-O, "se podrían ir con cierta facilidad si sienten que su primer metro cuadrado se ve amenazado" al votar a Macri.

De todos modos, advirtió, para que tenga efecto la estrategia del oficialismo, Scioli deberá evitar aparecer como quien lleva adelante las acusaciones ya que en ese caso podría aparecer como un candidato confrontador y no uno conciliador como el que busca la ciudadanía.

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