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El ciclo de las commodities y el ciclo político

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21 septiembre de 2015

La década de los '90 terminó mal para el mundo emergente y los países de la región. Las condiciones globales habían comenzado a cambiar a mediados de la década cuando la Reserva Federal comenzó a subir la tasa de interés y se desencadenó un ciclo alcista para del dólar que comprometió a los países endeudados y que deprimió el precio de las materias primas.

La crisis de Rusia, del sudeste Asiático y la fuerte devaluación de Brasil corresponden a esa época. En Argentina todo fue más grave porque la convertibilidad agravó todas las distorsiones. En la región hizo eclosión el modelo neoliberal y comenzó un nuevo ciclo político con la llegada de gobiernos progresistas claramente ubicados a la izquierda de sus antecesores. El nuevo paradigma regional fue recuperar una mayor presencia del Estado en la economía y poner en marcha procesos de inclusión social con transferencias monetarias a los sectores más postergados.

Los gobiernos progresistas se encontraron con un escenario global mucho más amigable para la región. A comienzos de 2002 finalizó el ciclo del superdólar, las condiciones monetarias empezaron a ser más laxas y los precios de las materias primas empezaron a subir con fuerza. La irrupción de China en los primeros años del nuevo siglo fue un factor decisivo y permitió consolidar a los nuevos gobiernos. Los números son contundentes: el comercio entre China y América Latina pasó de US$ 12.000 millones en 2000 a US$ 275.000 millones en 2013.

Hubo, gracias a la demanda china de materias primas, crecimiento económico y recursos fiscales abundantes para financiar los programas sociales. Pero además de los factores externos, los gobiernos tomaron decisiones políticas como aumentar sus reservas y reducir su exposición al sistema financiero internacional. Eso les permitió superar sin costos graves la crisis desatada a fines de 2008 por la caída de Lehman. Tanto fue así, que el mundo emergente ?que por primera vez en mucho tiempo no había sido el desencadenante de los problemas que esa vez tuvieron su origen en los países ricos? fue clave en la recuperación posterior de la economía global.

Todo eso tuvo una recompensa en el terreno electoral. Los oficialismos ganaron y casi todos los presidentes fueron reelectos mostrando una clara diferencia con las dos décadas anteriores en las cuales varios gobiernos fueron desalojados antes de tiempo.

Ahora se asiste a una modificación en las condiciones económicas globales poco favorable para los países de la región. Estados Unidos volverá a subir las tasas de interés atrayendo capitales del resto del mundo, el dólar se seguirá fortaleciendo y bajarán las materias primas. ¿Traerá el cambio en el ciclo de las commodities un cambio en el ciclo político? No de manera drástica porque las líneas básicas de las políticas económicas puestas en marcha en los últimos años, y que sirvieron para superar la crisis, tienen apoyo social. Pero el crecimiento económico será menor ?de hecho Sudamérica es la región del mundo con peores indicadores en ese plano? y los gobiernos tendrán menos recursos para expandir los programas sociales. Los oficialismos enfrentarán escenarios electorales más difíciles, con sociedades más movilizadas y con nuevas demandas, porque millones de latinoamericanos se incorporaron a la clase media en los últimos años.

Y se vienen gobiernos con otro perfil. Brasil está en pleno ajuste y Argentina tendrá que corregir muchas distorsiones, sea cual fuere el ganador de las próximas elecciones. El escenario ya no será el mismo.

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