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El rizoma porteño

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03 junio de 2015

Con especulaciones (y encuestas) para todos los gustos, la aventura electoral

capitalina tiene varios finales posibles.

El PRO ganó dos veces las elecciones para llegar al Gobierno de la Ciudad: 2007 y 2011. En las dos ocasiones el desenlace se dirimió en una segunda vuelta y entre los mismos dirigentes: Mauricio Macri y Daniel Filmus. Historia conocida. Ahora las cosas han cambiado. El PRO presenta un candidato nuevo, menos rutilante y taquillero, y se enfrenta a un bicho político desconocido. Ya no es el FpV ni Filmus, el que nunca pudo superar el techo del 40% en la segunda vuelta y las dos veces perdió por más de 20 puntos en el balotaje. Ahora el PRO se enfrenta a una fuerza distinta, con un techo incierto, que logró aglutinar a amplios sectores del alicaído, pero existente, radicalismo porteño, sobre todo en el centro de la CABA, y logró perforar el cofre del votante independiente, que es mayoritario en territorio porteño.

Es un nuevo desafío para el PRO y una “amenaza seria”, según Luis Costa, director de Ipsos Mora y Araujo. “El PRO se mueve cómodo respondiendo en tono cordial la agresividad ideológica del kirchnerismo. ¿Cómo va hacer con MartínLousteau? Los desubica porque les habla igual que ellos”, dice Costa, y agrega: “Nunca nadie los enfrentó de una manera tan moderna”. Y, cabe agregar, tan local.

Energía Ciudadana Organizada (ECO) fue la segunda fuerza más votada en las PASO. Cosechó 413.465 votos. Ahora deberá ratificar sus pergaminos. El candidato victorioso del espacio deberá retener los votos de Graciela Ocaña y Andrés Borthagaray (81.240 entre los dos), sus partenaires en la interna, y pescar en la pecera de Gabriela Michetti, quien obtuvo 352.969 votos, y poner especial ahínco en las comunas del sur de la ciudad. Así podrá asegurarse su segundo lugar y forzar el anhelado balotaje. Allí, creen en ECO, el techo de Lousteau es imprevisible porque no cuenta con el nivel de rechazo que sufría Filmus y podría recibir el voto del FpV (incluso algo agarrará en esta primera vuelta, se ilusionan algunos cerca suyo), interesado en propinarle una derrota al oficialismo porteño y, por elevación, a la proyección nacional de Macri, o bien porque están desencantados con la fórmula entre el camporista Mariano Recalde y el irrompible Leandro Santoro.

Pero si los votos de Ocaña-Borthagaray se dispersan y fugan (presumiblemente, irían hacia el PROmás que al FpV) y los votos de Michetti se comportan de manera “orgánica” (su inclusión en la fórmula presidencial y la Boleta Unica Electrónica contribuyen largamente a ese objetivo), peligraría su segundo lugar y el partido comandado por Macri quedaría a un paso de la victoria en primera vuelta, algo que (aún) nunca pudo lograr. No parece el escenario más probable. Las encuestas a las que pudo acceder el estadista lo exhiben a Lousteau acercándose al 30%, mostrando que retiene los votos de ECO y logra “pescar” algo en el michettismo. En cambio, Horacio Rodríguez Larreta aún no llega al piso de Macri en 2007 y 2011: 45 puntos. Por ahora, las agujas marcan balotaje. Como siempre, el último tramo será vital y el elector porteño, se sabe, siempre tiene un ojo en la escena nacional.

El podio se completa con un Recalde en alza. Crece en base a los votos que fueron a otras variantes dentro de la megaprimaria del FpV (las otras seis listas, combinadas, recibieron 119.382 votos), una mayor visibilidad de su campaña (sobre todo en sur de la Ciudad) y un apuntalamiento desde la Casa Rosada. En el FpV creen que eso los ayudará a crecer, tal como ocurriera con Omar Perotti en Santa Fe. ¿Le alcanzará para desplazar a Lousteau del segundo puesto? Las encuestas no registran ese desplazamiento, pero Reclade aún tiene carretel para crecer: la imagen de CFK en el distrito se mantiene alta (cerca del 41%, según Carlos Fara) y el presidente de Aerolíneas Argentinas (AA) aún está lejos del piso que tenía Filmus. Las últimas semanas serán clave para ver si logra subir y arrimarse al bochín.

Mientras tanto, con un núcleo duro de 529.452 votos, Rodríguez Larreta mira a todos desde arriba. Se han limado las asperezas con Michetti y cerca suyo esperan, cuanto menos, acercarse a los guarismos que obtuvo Macri en la primera vuelta de 2007 y 2011: 45 puntos. Según las encuestas, no llegaría, pero tampoco estaría muy lejos. Saben que una victoria en primera vuelta (para ello, se precisan la mitad más uno de los votos), es improbable. Con una elección de 45 puntos y un Lousteau no más arriba del 30%, especulan con concluir la faena el 19 de julio, fecha pautada para la segunda vuelta.

La cuestión podría complicarse si los votos de Michetti se dispersan más de lo previsto, Lousteau se acerca al 30-35% y Larreta merodea el 40%. En una segunda vuelta, con 20 puntos del FpV (25 puntos si se suman las dos opciones de izquierda) a repartirse entre los dos, la elección porteña podría entrar en terra incógnita. Con especulaciones (y encuestas) para todos los gustos, el rizoma electoral porteño tiene varios finales posibles.

Hay que esperar hasta las primeras horas de la noche del 5 de julio para barajar de nuevo. O dar por concluida la partida.

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