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Por un suspiro

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24 junio de 2015

(Columna de Mauricio Maronna)

Al margen de la escueta victoria, el FPCyS deberá poner sus barbas en remojo y relanzar su gestión

Miguel Lifschitz tendrá más respaldo institucional que electoral: pese al triunfo por unos poquísimos porotos, gozará de mayoría plena en la Cámara de Diputados, elección en la que arrasó Antonio Bonfatti con su candidatura a legislador, cosechando casi 750 mil votos, poco menos que 200 mil más que el postulante a gobernador oficialista. La boleta única diversificó el pulso de los santafesinos hasta estampar esa rareza.

La provincia quedó políticamente dividida en tercios, escenario que no se dio nunca desde el retorno de la democracia. Al palco compartido desde 2011 entre el PRO y el FPCyS se le sumó el peronismo que, con la muy buena elección de Omar Perotti, levantó la autoestima perdida desde 2007, cuando Hermes Binner lo sacó del poder.

Alguien podría decir que a estas elecciones no las ganó el FPCyS sino que las perdió el PRO. En las primarias, Miguel Del Sel le sacó casi 160 mil votos de diferencia a Lifschitz desde lo individual, quedaron casi empatados en la suma por frentes y todo parecía indicar que una mínima sumatoria de los sufragios radicales que fueron a Mario Barletta o a algún otro referente extra FPCyS aseguraría lo que asomaba como una victoria cantada.

El macrismo tuvo en las primarias 536.480 votos, apenas 20 mil menos que en las generales, de acuerdo a lo que cantó el escrutinio provisorio. Evidentemente, Del Sel no logró llevar garantías de gobernabilidad a sectores de clase media urbanos. Ganó en once departamentos, pero no pudo imponerse en Rosario, Santa Fe, Venado Tuerto, Rafaela y Reconquista, principales ciudades del distrito.

Y fue la concepción frentista y el temor a un triunfo del PRO lo que inclinó la balanza hacia la sociedad socialista-radical. Con el inestimable acicate que siempre significa el aparato estatal jugando para un candidato oficialista, Bonfatti pudo aupar las posibilidades de Lifschitz para tornarlo más competitivo.

Pero, el gran trébol de cuatro hojas que tuvo el FPCyS fue el voto de los rosarinos. Allí donde en las primarias había aparecido un sorpresivo empate entre el ex Midachi y el dos veces intendente de la ciudad, el 14 de junio hubo una voluntad mayoritaria de apoyo a Lifschitz, pese a que los rosarinos ?históricos adherentes al socialismo? estaban y están muy enojados con las gestiones en la provincia y la Municipalidad de Rosario.

A la par de una campaña “por la positiva”, hubo una pantagruélica tarea en las redes sociales “por la negativa” a un triunfo de Del Sel. El equipo de campaña macrista cayó en la red al no innovar en absolutamente nada y jamás presentar en escena técnicos y equipos, como anunciaban en forma permanente. Esa carencia inclinó un porcentaje de voto útil hacia Lifschitz.

Esta vez el PRO no pudo beneficiarse con la interna del peronismo como en 2011. Aquella vez, luego del triunfo de Agustín Rossi en primarias, miles de votantes saltaron hacia el redil del PRO y sufragaron por Del Sel, quien, como ahora, arañó la victoria pero quedó en la puerta.

El Frente Justicialista para la Victoria contó esta vez con un candidato solvente, y que nunca generó grandes pasiones, a favor ni en contra. Perotti encarna a un dirigente moderado, enrolado todos estos años en el kirchnerismo, pero lejos de las desmesuras y los gestos ampulosos. Esas características enlazaron en el histórico voto de una franja de santafesinos que no se enrola ni en el FPCyS ni en el PRO.

Sin embargo, nadie imaginó jamás que esos tercios en los que asomaba partirse la política santafesina iba a terminar convirtiéndose en un virtual empate técnico, obligando a que, otra vez, la provincia quede bajo una ola de desconfianza. Al margen de todo lo que se escribió, el escrutinio definitivo les dio todas las garantías a todos los partidos. Unos y otros tuvieron la oportunidad de pedir apertura de urnas en los casos confusos y/o de flagrancias y la sangre nunca llegó al río. Al menos hasta el momento de escribirse estas líneas.

Aun confirmada la victoria de Lifschitz, el FPCyS deberá poner sus barbas en remojo. El 70% de los santafesinos votó contra el oficialismo que, desde hace casi tres años a esta parte, no le pudo encontrar la solución a un tema urticante: la inseguridad. Podrá aferrarse el oficialismo, con derecho, a la cita que indica que “las finales no se explican, se ganan”, pero inmediatamente después deberá tomar debida nota de la caída en votos que ha experimentado desde que Binner sacó al peronismo del poder. Aquel ideario progresista recargado de buenas intenciones tendrá que empezar a saber trabajar con una nueva agenda, dura e inmediata.

Esa situación estuvo a punto de hacerle perder su ciudad espejo: Rosario. Aquí, tras unas primarias en las que la intendenta Mónica Fein perdió en todas las seccionales, el FPCyS tuvo que apostar a Pablo Javkin, referencia de la Coalición Cívica que compitió y perdió en las primarias, pero cuyos casi 70 mil votos fueron clave para el mantenimiento del socialismo en el enclave que lo vio nacer victorioso. También fue determinante la reaparición de Hermes Binner, quien se puso junto con Javkin al frente de la campaña y redireccionó voluntades que se les habían escapado a Fein.

El larguísimo intermezzo desde las elecciones hasta la asunción de Lifschitz (el 10 de diciembre) le dará la oportunidad a todo el FPCyS de ajustar piezas y acciones de cara a la nueva oportunidad que le dio el 30% de los santafesinos. Un apoyo en cuentagotas que tuvo a salto de mata a socialistas y radicales hasta contar el último voto.

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Recuadro: EL DUELO MAS ESPERADO

Lo más atractivo del cierre de listas nacionales en la provincia de Santa Fe pasó por el escenario que se abre en la categoría a senador nacional. Luego de décadas de trajines electorales y desafíos por los medios, y superando ambos los setenta años, Carlos Reutemann y Hermes Binner se enfrentarán para definir si alguno de los dos, o ambos, ocuparán bancas en la Cámara Alta. Omar Perotti, de gran performance en los comicios a gobernador, competirá por el Frente para la Victoria, completando una interesantísima tríada. El Frente Progresista, que llevará a Binner (PS) como senador y a Hugo Marcucci (UCR) encabezando la nómina a diputado nacional se presentará a los comicios con boleta corta, esto es, sin candidato presidencial. Pese a eso, los socialistas ya han blanqueado que apoyarán la postulación de Margarita Stolbizer. El PRO, además de Reutemann como senador, llevará a diputado nacional a Anita Martínez, la que el 14 de junio estuvo cerca de ganar la Municipalidad de Rosario. Curioso caso el de la ex modelo y conductora televisiva: hace dos años que ingresó a la política y ya fue candidata a concejala e intendenta y ahora a diputada nacional. En Santa Fe se elegirán diez candidatos a diputado nacional y tres senadores, además de delegados regionales al Parlasur.

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