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El astrólogo y el físico

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03 junio de 2015

(Columna de Alejandro Radonjic)

La elección en San Luis, que se realizará junto a las nacionales, aparece polarizada entre el ex gobernador Alberto Rodríguez Saá y el diputado nacional José Riccardo

Alberto Rodríguez Saá y José Luis Riccardo. El astrólogo y el físico, respectivamente. Entre ellos dos está el próximo gobernador de San Luis. “El Alberto”, fanático de la astrología, buscaría un tercer mandato (gobernó consecutivamente entre 2003 y 2011) como gobernador de su pago y Riccardo, doctor en física, buscará romper la monogamia de los sanluiseños con el peronismo, en el poder desde 1983.

Riccardo, rector de la Universidad Nacional de San Luis entre 2003 y 2007, tiene una parada complicada. Lo sabe. En 2011 no pudo hacer mucho ante Claudio Poggi, delfín de los Rodríguez Saá, el que se impuso por un aplastante 57,81%. En ese entonces, “El Jose” obtuvo 16,73% de los votos y quedó tercero. Pero plantó bandera. En 2013, la boleta que encabezó para las legislativas obtuvo 23,55% de los votos. Quedó segunda y relegó al FpV al último sitio del podio. Y la recompensa valió la pena: fue el primer diputado nacional de San Luis, desde de 1999, que no era de “los hermanos”. Su ingreso a la Cámara Baja, en la que integra la bancada de la UCR, le dio visibilidad, a la cual le sumó un profuso recorrido territorial. Es lógico, creen en su entorno, que haya crecido en este último bienio. Algunas encuestas, dicen cerca de él, ya lo muestran cerca del 30%. Otros se entusiasman más y hablan de 35%. Aun teniendo altos índices de desconocimiento, sobre todo en el interior provincial profundo. El problema, para el riccardismo, es que ese es el piso desde el que parte el oficialismo (Compromiso Federal).

El pasado jueves 28 de abril, la UCR local selló un acuerdo con el PRO, hasta hace poco aliado al oficialismo local y la Coalición Cívica (CC). Al igual que en la esfera nacional. También se sumó el Partido Demócrata Independiente (PDI) sanluiseño. Todos apoyarán la candidatura de Riccardo en la provincia. También se podría por sumar el GEN de Margarita Stolbizer, confían en el riccardismo. “Estamos resolviendo la ingeniería electoral”, le dijo Riccardo a el estadista. Aunque también es posible que Stolbizer vaya pegada a Horacio Quevedo, un radical disconforme con el pacto de Gualeguaychú. Por lo tanto, el 9 de agosto, el físico irá pegado a las boletas presidenciales de Mauricio Macri (“que mide muy bien en la provincia”, dicen en su entorno), Ernesto Sanz, Elisa Carrió (si, finalmente, se presenta) y, quizás, la de Margarita Stolbizer. Y podría sumarse una quinta: la del renovador Sergio Massa, quien también mide bien en la provincia. Si, como Carrió, se presenta y prosperan los diálogos entre las partes. El pasado sábado 30 Ernesto Sanz “bajó” a apuntalar a Riccardo. En el “war room” riccardista esperan que los demás presidenciables “bajen” al territorio a cimentar su candidatura.

Como indica el manual, el N°2 de la boleta vendrá del PRO: será un médico, referente en la temática de la salud pública, de Villa Mercedes, la segunda ciudad de la provincia y un bastión del oficialismo. Junto a la capital (San Luis) explican casi 80% del padrón nacional. Por ahora, no quieren revelar más detalles, pero todo indica que el nominado es Carlos Belletini. En principio, Riccardo no tendría oposición interna en las PASO. En el tramo de diputados nacionales (se renuevan dos) sí habrá competencia: una lista sería encabezada por el radical Walter Ceballos y la otra por el legislador local Bartolomé "Bartolo" Abdala, del Pro y con pasado hasta hace poco en el oficialismo provincial. Cantera Popular pugna por que haya un tercer candidato y sea, precisamente, de su cantera.

Luego de varias especulaciones, todo indica que Compromiso Federal, el sello de los Rodríguez Saá, tirará toda la carne al asador: postulará a Alberto para la gobernación; su hermano, el senador nacional Adolfo, irá por la Presidencia (primero, debe pasar las PASO) y Poggi, el actual gobernador y el comodín electoral del espacio, encabezará la boleta de diputados nacionales. Así se aseguran que la boleta arrastre desde las dos puntas, y desde el nivel municipal también, donde habrá PASO en muchos municipios. “Es una boleta imbatible”, creen en el oficialismo. Si bien Poggi podría presentarse para un nuevo turno, y podría ganar porque, coinciden todos, tiene índices de aprobación muy elevados y es el candidato mejor valorado en la provincia producto de una gestión hiperactiva, Alberto, quizás receloso de su crecimiento, pidió el cambio. Luego de cuatro años en el llano, quiere volver. Otros especulan con que la nominación de Alberto es parte de un plan para dejarle a Poggi, a partir de 2019, una vía libre de ocho años para gobernar el distrito. Si Poggi fuera reelecto ahora, "los hermanos", dicen, estarían bastante grandes para volver en 2019.

Sus banderas serán la unidad del peronismo y la “puntanidad”. Pero, advierten los analistas locales, ya no tiene los números de antes. Un problema para la ingeniería electoral que pergeñan los hermanos es que el Adolfo no pase las PASO y Alberto tenga que ir con boleta corta en octubre. La boleta, así, perdería uno de los dos tractores. Quizás por eso se pueden entender las flores que el Adolfo le acaba de tirar a Daniel Scioli o los rumores de un acercamiento con “Pino” Solanas para potenciar la fórmula presidencial en otros distritos.

En el peronismo, la nominación de Alberto, así como sus constantes críticas a Poggi desde su estrafalario programa radial y algunos palos en la rueda a su gestión, no cayeron muy bien. En buena parte de los sanluiseños, tampoco. Observan su retorno como un mero capricho y, otros, como un retroceso. Aunque, como casi siempre ocurre en el peronismo, las heridas cicatrizan más temprano que tarde ante el imperativo categórico de ganar, más allá de lo que ocurra en la bases. En este caso, para extender la racha a nada menos que treinta y seis años. La unificación de las elecciones provinciales con las nacionales le permitirá que Adoldo (si pasa) y Poggi arrastren la boleta del Alberto ambos flancos.

En cambio, en el riccardismo la designación los ilusiona. “Es el peor candidato que tienen”, expresan. Tiene una imagen negativa importante y un techo bajo, complementan. Por las dudas, vale complementar la apreciación con los guarismos que obtuvo el Alberto en 2003 y 2007: 90,08% y 86,26%, respectivamente. Para el oficialismo aún no comenzó la campaña. A medida que se acerque agosto comenzará el proselitismo que, por estos lares, adquiere formas insólitas. “Harán clientelismo, como siempre y buscarán instalar el miedo”, dicen desde la UCR.

En tanto, el FpV está disperso y con una paleta multicolor de candidatos en danza. Pero ninguno logra mover el amperímetro a nivel provincial, coinciden los analistas locales. Tal es la debilidad que, fuentes ligadas al riccardismo, le manifestaron a el estadista que hay diálogos entre ambos espacios: la negociación consistiría en que el acuerdo UCR y PRO no presentaría candidatos para pelear la intendencia de la Capital, actualmente en manos de Enrique Ponce (FpV, y referenciado en el Kolina de Alicia Kirchner), con amplias chances de ser reelecto (y más si aún sin candidatos de la novel alianza) y, a cambio, el FpV no presentaría candidato a gobernador para potenciar las chances de Riccardo. Algunos, incluso, se creen que Riccardo y Ponce podrían ir juntos en la boleta el 9 de agosto. Por ahora, son sólo charlas informales. Fuentes locales, sin embargo, creen que el FpV terminará presentando un candidato para lograr algo de arrastre de abajo, ya sea para Scioli o para Florencio Randazzo. Está todo abierto aún, y no se debe descartar nada. Recién el 22 de junio llegarán las confirmaciones.

Con o sin candidato del FpV, la pelea mayor luce polarizada entre Alberto y Riccardo. Será una de las contiendas más parejas desde el '83. En el riccardismo se ilusionan, cuanto menos, en respirarle en la nuca al oficialismo, ganar y recuperar varias intendencias (como Junín) y aumentar su presencia en el Poder Legislativo local (en el Senado local, por ejemplo, los nueve escaños son de Compromiso Federal).

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