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Oferta depurada

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22 mayo de 2015

(Columna de Alejandro Radonjic)

El pedido de Cristina ordenó las candidaturas dentro del Frente para la Victoria (FpV). ¿El objetivo ya está cumplido?

Es bueno y es legítimo querer ser presidente, gobernador (?) y uno puede llegar a creer también que es el más capacitado para esa función. Y por qué no, a lo mejor es el más capacitado para esa función. Pero por favor, que nunca olviden que además el resto de la sociedad también tiene que creer que es el más capacitado para esa función. Y entonces si todos nos diéramos ese baño de humildad y ubicación cuán más fáciles serían las cosas, no solamente para un partido político sino para una provincia y también para el país”, dijo la Presidenta, flanqueada por el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, el 7 de mayo.

Las palabras de la Presidenta en Chaco resonaron con fuerza al interior del Frente para la Victoria (FpV), y la oferta comenzó a depurarse. El primero fue el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri. Replicó el movimiento el ministro de Defensa, Agustín Rossi y, sólo unas horas después, el ex canciller Jorge Taiana hizo lo propio. Ahora, todo indica, habrá un mano a mano entre el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli y el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo. La munición gruesa, especialmente desde el lado de “El Flaco”, quien corre de atrás según las encuestas, ha comenzado a volar entre ambos.

En “la madre de todas las batallas” también hubo novedades: se bajaron el titular de la Anses, Diego Bossio; el número 2 del Ministerio de Desarrollo Social, Carlos Castagneto; el legislador bonaerense Fernando “Chino” Navarro; el intendente de Berazategui, Juan Patricio Mussi, que irá por otro mandato en su municipio y el presidente del Grupo Provincia, Santiago Montoya, que fue bajado por el propio Scioli, junto a otra pretendiente: su ministra Cristina Alvarez Rodríguez. Siguen en carrera el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza y, con muchas menos posibilidades, el número dos del Ministerio de Seguridad, Sergio Berni, que aspira, como mucho, a secundar a alguno en la boleta. El intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, hace un tiempo en los arrabales del FpV, sigue en carrera pero podría quedarse a cuidar su parcela municipal. Otras alternativas, como la del número dos de la PBA (Gabriel Mariotto) se fueron diluyendo inercialmente.

Luego del Congreso Nacional del PJ en Parque Norte, el consenso fue que hubieran dos candidatos presidenciales que pugnen por la nominación en las PASO y tres o cuatro, como mucho, candidatos anotados para suceder a Scioli en La Plata. ¿Objetivo cumplido? Según el sociólogo Ricardo Rouvier, podría haber alguna defección más en la pelea por la provincia. Por ahora, nadie pestanea y el 22, fecha del cierre de listas, de junio se acerca.

¿Qué objetivos perseguían esas palabras de la Presidenta? “El objetivo de CFK era claro, y se cumplió: reducir las candidaturas en disputa en las PASO a dos o tres por categoría. El experimento del FpV en CABA, yendo con más de cinco, se leyó como no exitoso y se decidió tratar de reducir la oferta. Creo que además hubo otro objetivo y fue dar un claro mensaje de que el FpV y ella misma están jugando a y van a jugar en octubre a ganador: o sea, que los candidatos que midan en algún lado es mejor que junten voto de abajo hacia arriba (como Capitanich yendo de candidato a intendente) que ir a prenderse fuego en una interna sin esperanza”, analiza la politóloga María Esperanza Casullo. “Empieza a primar una concepción estratégica en la ingeniería electoral en la oferta política que va menguando dos tipos de cosas. Una, el capricho derivado de la creencia del arrastre directo clásico (de arriba hacia abajo) sin que este haya sido testeado, sino solo imaginado o deseado. Dos, que se van testeando escenarios de actores más competitivos cuya suma de uno más uno intente dar más que dos. Eso se logra con perfiles heterogéneos, preferentemente opuestos, pero con visibilidad previa. Y con un requisito: que sean pocos. Idealmente dos, excepcionalmente tres”, explica el experto en comunicación política Mario Riorda. Las palabras de CFK buscaron el objetivo de “ordenar la interna de la forma en que la mayoría del PJ cree que el FpV se hace más competitivo (llamo competitivo a las mayores posibilidades de que el próximo presidente sea el que esté en una boleta del FpV)”, ensaya, por su parte, el politólogo Nicolás Tereschuk. “Lo que quiere hacer la Presidenta al achicar la oferta en la pelea nacional y en la PBA es darle mayor potencialidad a las candidaturas. No es lo mismo que Scioli gane las PASO del FpV con 25% o 30% sobre cinco o seis fórmulas, que lo haga con más del 50% sobre una única otra fórmula. Eso le da más fortaleza y legitimidad interna a los candidatos”, agrega Rouvier. Agrega Tereschuck que quienes declinaron sus postulaciones eran quienes más abiertamente defendían la continuidad, casi sin matices para el cambio. “Resulta entonces que el kirchnerismo, un movimiento político al que se ha tildado en algunos análisis de 'izquierdista', 'populista' y 'chavista', en última instancia recurre a la búsqueda de un cierto centro político, esencial para imponerse en elecciones presidenciales en la Argentina”, explica. Un centro que, aclara, “se ha corrido bastante a la izquierda” en los últimos años.

¿Reducir cuantitativamente la oferta es la estrategia electoral más correcta? El debate está abierto. Presentar una oferta más amplia, especulan algunos, le hubiera permitido al kirchnerismo atrapar más franjas del electorado que yendo, como va, con sólo dos postulantes. Aumentan, creen, los riesgos de que alguno quisiera sacar los pies del plato o haya fuga de votos hacia otras opciones. “Ni Scioli ni Randazzo me representan”, dijo, por ejemplo, Fernando “Chino” Navarro. Pero, según Casullo, no hay riesgos de fuga. “¿El votante medio de Taiana va a ir a votar a Macri en la general o a Sanz en la interna? No la veo”, dice, y explica que “el voto kirchnerista, ese 30- 32% que estuvo ahí en 2009 y en 2013, es más sólido que bloque de concreto”.

Asimismo, va quedando más claro cual será el rol de Cristina en su sucesión. “La Presidenta se va a mantener al margen de dar una señal definida, como hizo Mauricio Macri en la Capital”, cree Rouvier. Cada gesto, sin embargo, será interpretado como un guiño a uno u otro. A la vez, la búsqueda de una mayor competitividad en las PASO y, por ende, en octubre, echa por tierra las versiones de la que el kirchnerismo iba a jugar a perder, entregarle el Gobierno a Macri y especular con volver en 2019. Como dice Rouvier, “el peronismo siempre juega a ganar”.

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