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¿Kirchnerismo versus campo? ¿Sí?

dominguez-randazzo
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24 abril de 2015

La ascendencia de Randazzo y Domínguez desafían un clivaje mítico del Gobierno.

En las páginas de el estadista se escribe con frecuencia acerca de las dos secciones electorales más populosas de la provincia de Buenos Aires: la Primera, que comprende las zonas norte y oeste del conurbano, y la Tercera, bastión peronista, con los municipios del sur del Gran Buenos Aires. La Cuarta, la miniprovincia del noroeste bonaerense, no arrastra tantos votos. Tiene unos 700 mil habitantes, contra los más de tres millones que se amontonan en cada una de las dos megasecciones conurbanas. Pero también es políticamente significativa. Y no sólo por albergar al pueblo de Los Toldos, el territorio indígena donde vio la luz Eva Perón. La Cuarta, que limita con La Pampa y el sur de Santa Fe, es una región esencialmente rural y agroindustrial. Y de allí, nada menos, provienen dos personajes que fueron adquiriendo notoriedad en el mundo peronista y kirchnerista: el chivilcoyano Florencio Randazzo y el chacabuquense Julián Domínguez.

A diferencia de Evita, que nació allí gracias a los oficios de una partera mapuche pero se hizo política en Buenos Aires, Randazzo y Domínguez se criaron en el terruño. Randazzo era la mano derecha del intendente de Chivilcoy y caudillo del pueblo, Carlos Dellepiane, quien lo hizo concejal y presidente del Concejo Deliberante, y luego diputado provincial por la Cuarta durante dos períodos. Antes de que le tocara enfrentar a su mentor se pasó a la política ministerial platense, de la mano de Felipe Solá, y desde allí se convirtió en el gran benefactor de su territorio, relación que mantuvo e intensificó desde su llegada al Gabinete Nacional, donde dicen que Chivilcoy es “el Calafate de Randazzo”. Otro que tiene una relación privilegiada con su pueblo de nacimiento, en este caso Chacabuco, es Julián Domínguez. También formado en la política municipal, a diferencia de Randazzo llegó a intendente antes de ser diputado provincial por la Cuarta.

Hoy, Randazzo y Domínguez compiten por ser los candidatos del oficialismo en los dos cargos electivos más importantes de la Argentina. Si lo logran, y si miramos la política a través de las trayectorias de sus dirigentes, pondrían en cuestión dos grandes tesis de la Argentina kirchnerista: el clivaje Gobierno ? campo, y el ascenso imparable de los intendentes del Conurbano.

Sobre la primera tesis, Randazzo y Domínguez la cuestionan al demostrar que los distritos sojeros sí produjeron dirigentes kirchneristas. Paralelamente, los liderazgos ruralistas que habían surgido con el conflicto de la 125 no llegaron tan lejos en la política. Los referentes de la Sociedad Rural, CRA y CARBAP que incursionaron en el plano electoral fracasaron, y en las recientes PASO de Santa Fe, el otrora ascendente Eduardo Buzzi obtuvo sólo el 3% de los votos. Queda por ver qué sucederá con Alfredo De Angeli, senador del PRO en Entre Ríos, quien entusiasmado por el éxito de su par Miguel Del Sel arrancó esta semana su campaña proselitista para la gobernación; competiría en la primaria con el precandidato radical Atilio Benedetti. Domínguez, recordemos, también fue un emergente del “conflicto del campo”, al ser designado ministro de la cartera con el mandato de componer las relaciones con el sector.

En cuanto a la segunda, hay que contextualizar. Las carreras de Randazzo y Domínguez ascienden como parte de una ola bonaerense que se apodera de la política. Los principales candidatos provienen del distrito, incluido el tandilense Mauricio Macri. Y con el triunfo del municipalista Frente Renovador en las legislativas de 2013, mucho se dijo acerca del momento comunal que se apoderaba de las elecciones argentinas. No obstante, ninguno de los bonaerenses que hoy circulan son productos, como Randazzo y Domínguez, de la política local de los municipios del interior. Así, refutan por partida doble las ideas centrales acerca de la matriz social y electoral de un kirchnerismo que existió en la mejor época que recuerde el campo argentino, y ello tuvo sus consecuencias políticas que hoy están a la vista.

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