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¿Es acertada la nominación de Roberto Carlés para la Corte Suprema?

09 marzo de 2015

El pliego de Roberto Carlés ingresó al Senado para su tratamiento. En su edición 115, El Estadista consultó a los especialistas Gustavo Arballo y Roberto Gargarella, quienes expusieron su visión a favor y en contra, respectivamente, de la nominación de Roberto Carlés como ministro de la Corte Suprema.

1. ¿Qué opinión le merece la designación de Carlés para ocupar la vacante en la Corte?

2. ¿Su edad o inexperiencia es un factor en su contra?

3. También se lo ha impugnado por ser un hombre que estaría vinculado al kirchnerismo. ¿Ve que esto es un impedimento, que podría llegar a ser parcial en sus fallos por ello?

4. ¿Qué tendría que tener un buen debate sobre su nominación en el Congreso?

5. Si no es Carlés el reemplazante de Eugenio Zaffaroni, ¿quién debería ser?

NO - Roberto Gargarella

1. Coincido con él en muchos puntos doctrinarios que me parecen objetivamente importantes (y no sería el caso con muchos otros postulantes posibles). Sin embargo, veo serios problemas en su postulación, tanto personales / políticos (relación con el gobierno al que debería controlar), como académicos.

2. La edad me resulta un dato a favor, más que en contra. Su inexperiencia en cambio me resulta grave por lo siguiente: siendo que no tiene una carrera judicial, bien puede compensar esa falencia con una brillante carrera académica. Fue el caso de Lorenzetti o Félix Frankfurter, o tantos otros (salvando las distancias). Si, dentro de su carrera académica, el cargo más alto que Carlés llegó a ostentar, por concurso, es el de Auxiliar Docente (el más bajo en la carrera docente), tenemos un problema de inexperiencia, justo en el área en que debía compensar sus otras carencias.

3. Sí, me parece el problema más grave. Ya mostró en casos muy serios un nivel gravísimo de cercanía al Gobierno, que promete la puesta en riesgo de derechos básicos y de principios institucionales elementales (como la separación de poderes y la limitación al Poder Ejecutivo), desde su eventual lugar en la Corte. Que, como jurista, haya apoyado la re-reelección de Cristina es sólo uno de esos casos graves. Su actual posición sobre la transferencia de las escuchas de inteligencia a la Procuración (dado que no estamos en Suiza o Noruega, y siendo la Procuración lo que hoy es) es otro caso gravísimo. Una pésima promesa de sometimiento acrítico en temas de primera importancia pública.

4. Un buen debate debería contar principalmente con buena fe y apertura a la sociedad. Se trata de abrir el debate a la sociedad, consultar a especialistas, convocar a ONGs y sectores interesados, preguntar a grupos jurídicamente postergados. Se trata también de indagar a los candidatos acerca de su filosofía jurídica, el modo en que conciben la interpretación de la Constitución, su pensamiento sobre los derechos fundamentales.

5. Nombro sólo dos ejemplos, de varios posibles: Mónica Pinto y Marcela Rodríguez, mujeres, con principios, coraje y experiencia.

SI - Gustavo Arballo

1. Me parece que es material nominable, tiene algunas potencialidades que lo convierten en un buen candidato, con el matiz de que también tiene que ganárselo en la instancia de debate abierto donde deberá responder a las preguntas e impugnaciones que puedan surgir. Pero no me parece descalificable.

2. Es cierto que no es una nominación típica en tanto nominar a alguien de 33 años no forma parte de lo mas predecible. Pero la impugnación se basa en que una persona relativamente joven puede no haber tenido mucha experiencia para afrontar situaciones de presión o gestionar conflictos, que es lo que le va a pasar en la Corte. Ahora bien, yo no veo que la relación sea directa. Y Carlés, como coordinador de la comisión de reforma del Código Penal tuvo esa etapa de modo muy intenso y creo que lo ha hecho razonablemente bien. Con lo cual para mí la edad no es un factor en su contra.

3. Hay que discutir idoneidades y no un historial político que además tampoco me parece demasiado involucrado. Earl Warren fue gobernador republicano de California antes de llegar a la Corte de Estados Unidos, Petracchi era peronista, Fayt es socialista. Carlés no ha ocupado puestos de gobierno y en la coordinación de la reforma del Código tuvo diferencias con el ritmo que quería el Ministerio de Justicia. No me parece que sea una persona que podamos impugnar por haber sido sistemáticamente obsecuente o estar clarísimamente alineado. Y se incorporaría a la Corte a meses de que haya un recambio del gobierno al que le debe su nominación, contra cuatro a ocho años en el caso de que el próximo gobierno complete la vacante.

4. Sin prejuicios por el tiempo en que se hace la nominación, que no es porque sí sino porque es el momento en que se produjo la vacante. Y contemplando que la capacidad técnica no es solo saber derecho, sino también poder gestionar diferencias, dirigir equipos de trabajo, tener la capacidad de intervenir de manera ordenada en la esfera pública y asumir que la Corte también cumple una función de Gobierno.

5. Hay una lista larga de muchos candidatos posibles, desde Marisa Herrera hasta Roberto Gargarella.

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