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Charosky: “Nunca existió voluntad política de controlar las agencias de inteligencia”

28 enero de 2015

(Entrevista a Hernán Charosky, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Palermo)

La remoción de la cúpula de la Secretaría de Inteligencia (SI) y la muerte del fiscal Alberto Nisman pusieron en primer plano un tema que parecería ser un déficit de larga data en Argentina: un estado de anomia generalizado en los servicios de inteligencia. ¿Es así?

Efectivamente, el problema de la falta de control institucional sobre las agencias de inteligencia ?no solamente sobre la SI?, es un problema viejo que durante la democracia fue mejorando a nivel legislativo pero que en la práctica nunca ha tenido cambios. La idea de una comisión bicameral con facultades de fiscalización sobre estas actividades aparece primero en la ley de Seguridad Interior de 1991, que es una ley con mucho trabajo bipartidario, que incluye las actividades de inteligencia. Lo mismo ocurre cuando se hace una ley específica de inteligencia que separa la comisión bicameral de Seguridad Interior de la de Inteligencia y crea una comisión bicameral únicamente abocada a la Inteligencia. En los papeles eso fue un avance, pese a que hay cosas que pueden faltar. Pero en la práctica estas instancias nunca significaron controles reales.

Esto fue una constante desde entonces hasta el día de hoy pese al recambio de gobiernos. ¿Por qué?

Porque nunca existió la voluntad política de que estas instancias de control funcionen, de controlar las agencias de inteligencia. Por una parte porque las mayorías oficialistas en cada momento no tenían interés en limitar la capacidad del Poder Ejecutivo de utilizar las herramientas de inteligencia como mejor le pareciera. Y del lado de la oposición hubo en general una especie de desidia, por no decir connivencia. Salvo muy contadas excepciones en que algunos legisladores que formaron parte de estas comisiones intentaron obtener información y practicar actividades de control.

¿Qué opinión le merecen la intención del Gobierno de disolver la SI y crear una Agencia Federal de Inteligencia (AFI)?

No lo tengo claro porque todavía no vimos el proyecto. Sin embargo, hay algunos datos que son preocupantes. La Presidenta anunció que el director y subdirector de la nueva agencia van a ser nombrados con el aval del Senado y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, dijo que el acuerdo del Senado va a ser con mayoría simple. Me parece que si realmente hay voluntad política de reformar y establecer controles institucionales no debería ser con mayoría simple, que para ellos es un trámite. Creo que el modo en que se plantea, a las apuradas, después de once años de haber alimentado la discrecionalidad tampoco lo hacen confiable. Si después de tantos años, una pelea política entre un sector de los servicios de inteligencia y el Gobierno es lo que motiva la reforma, no parece muy orientada a institucionalizar sino más bien a ganar una pelea facciosa.

¿A qué habrá que estar atentos una vez que se conozca el proyecto?

La designación del director y el subdirector por mayoría simple es muy importante. También es importante ver cuáles son los controles que se quieren establecer, sobre todo los parlamentarios, las facultades de la comisión bicameral, si se la va a empoderar, si se va a obligar a la agencia a llevar registros de ejecución presupuestaria que permitan que si la comisión bicameral quiere controlar pueda acceder a esa documentación. Si se va a determinar que haya mecanismos de clasificación de la información, de la mano necesariamente de una ley de acceso a la información que establezca herramientas administrativas y eventualmente judiciales para que un ciudadano pueda pedir que se desclasifique información. En la causa AMIA, justamente, parte de toda la documentación está clasificada como confidencial. Tendría que haber un mecanismo para que eventualmente se pueda pedir esa información y haya una instancia de evaluación que se establezca si esa información se puede revelar o no sin causar un riesgo para la seguridad nacional.

¿Y respecto a la cesión de facultades al Ministerio Público Fiscal?

Habrá que ver cómo se van a controlar esas nuevas atribuciones. Porque es cierto que es el único órgano extrapoder pero institucionalmente hay muy pocos controles sobre él. Es más, hay más controles al Poder Judicial a través del Consejo de la Magistratura que del Ministerio Fiscal Público, entonces hay que preguntarse cuáles van a ser las instancias de control, esencialmente en lo que atañe a sus nuevas atribuciones.

Si no se crean esos mecanismos, ¿los anuncios de la Presidenta habrán sido una continuación del sendero actual más allá de la reforma?

Totalmente. Porque si las agencias tienen la posibilidad de gastar plata y realizar actividades sin que nadie pueda controlarlo, la discrecionalidad va a seguir siendo absoluta. Se le va a haber cambiado el nombre pero seguirá siendo una agencia de inteligencia al servicio de turno.

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