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Internas del MPN: la autodefensa de un partido

08 septiembre de 2014

(Columna de María Esperanza Casullo)

El resultado de las internas se explica por el abroquelamiento de la intelligentsia emepenista frente a la ascendencia de Pereyra, quien, si bien es respetado como una figura con peso propio, no es visto como un hombre del partido.

El domingo 24 de agosto tuvieron lugar en la provincia de Neuquén las elecciones internas a autoridades partidarias del Movimiento Popular Neuquino. En estas internas se disputaban los cargos de presidente del partido, presidente de la Convención partidaria y autoridades de cada una de las seccionales de la provincia. En las mismas resultó ganadora la lista Azul, que respondía al actual gobernador de la provincia, Jorge Sapag, con el 59% de los votos. La lista Azul y Blanca, cuyo candidato era el dirigente gremial petrolero y actual senador nacional Guillermo Pereyra, recabó el 40%. Esta elección fue notable pues resultó, simultáneamente, típica y excepcional.

Estas elecciones internas resultaron típicas porque, hay que volver a decirlo, el MPN se trata de un partido político con un grado muy alto de institucionalización, tal vez el grado más alto de la política nacional. Por un lado, no hay que olvidar que el MPN ha decidido su máxima posición ?el candidato a gobernador de Neuquen? mediante elecciones internas desde el fin del liderazgo personal de Felipe Sapag. Jorge Sobisch fue electo candidato a gobernador en una interna; Jorge Sapag fue su candidato a vicegobernador y de allí pasó a encabezar la fórmula. Como Sapag no puede presentarse a la reelección, todos en la provincia descuentan que el próximo gobernador surgirá también de una interna en la que competirán el ex-gobernador Jorge Sobisch, un candidato afín al sapagismo y Guillermo Pereyra.

Por otra parte, en la provincia de Neuquén la estructura partidaria y la vida interna del partido son factores de poder de importancia, y la competencia por el control de los cargos partidarios es muy intensa, tal como quedó demostrado en el alto grado de participación de los afiliados en la elección. Sobre alrededor de 40.000 afiliados que tiene el MPN, votó el 42%, una cifra importante dado que la elección no era obligatoria, sólo participaban afiliados y se realizó un domingo de frío y tormenta.

En estas elecciones se enfrentaron dos listas que, antes que ser simples conjuntos de nombres ya decididos por consenso, involucraban directamente a los dos máximos dirigentes del MPN: Jorge Sapag (vía su ministro de Economía) y Guillermo Pereyra, quien fuera el gran vencedor de las PASO del 2013 (en ese momento, Pereyra derrotó nada más y nada menos que a la vicegobernadora Ana Pechén). Es decir, Pereyra y Sapag se expusieron a una dura derrota personal con tal de poder controlar las estructuras internas del partido.

¿Podríamos imaginar una elección que consuscitara tal compromiso de capital político en una interna cerrada y sólo por cargos partidarios, en el PJ, la UCR o el Partido Socialista? Pero, a diferencia de otros partidos, el control del aparato interno del MPN es un bien valioso; hay que preguntárselo, si no, al ex gobernador Jorge Sobisch, que se refugió en su manejo de instituciones internas del MPN para subsistir a los años difíciles para su figura, luego del asesinato de Carlos Fuentealba.

LOS RASGOS DE UNA ELECCION

Ahora bien, como decíamos, esta elección fue al mismo tiempo típica y excepcional. Típica porque es una más en una larga lista de internas competitivas; excepcional porque la misma representó una autodefensa del partido frente a un liderazgo que, por así decirlo, venía de afuera. Si observamos la Lista Azul veremos que en ella convivían funcionarios jóvenes con líderes históricos, y que la misma incluía a representantes de todas las líneas internas del partido, salvo la de Guillermo Pereyra. Omar Gutiérrez es el ministro de Economía de Sapag y un dirigente de su confianza; Rolando Figueroa es un joven intendente de Chos Malal, una de las ciudades más antiguas de la provincia. Luis Felipe Sapag es el hijo del fundador del partido, y Pedro Salvatori un dirigente histórico y ex gobernador. Figuras surgidas del sobichismo como Gloria Sifuentes también integraron la lista.

En definitiva, lo que vemos en la lista triunfadora es el resultado del abroquelamiento de la intelligentsia emepenista frente a la ascendencia de un dirigente como Guillermo Pereyra quien, si bien respetado como una figura política con peso propio, no es visto como un hombre del partido. Pereyra es, ante todo, un dirigente sindical, con una identidad política constituida por fuera del MPN y con lealtades nacionales, en tanto figura del moyanismo, que van más allá del sistema partidario neuquino.

Ambos factores rompen con los principios implícitos de la identidad partidaria emepenista, que rezan que para ascender en el partido hay que “hacer carrera” dentro de él exclusivamente, como funcionario político o dirigente territorial, y que se renunciará a utilizar el MPN como peón en el posicionamiento nacional de un dirigente. El propio Jorge Sobisch admite ahora que su fallida elección presidencial fue un error político de peso. Asimismo, una parte importante de la derrota del sapagismo en 2013 puede explicarse por el castigo a lo que se percibía entonces como una cercanía excesiva al Gobierno Nacional.

CUESTION DE EQUILIBRIOS

Es probable que sectores amplios de dirigentes y afiliados del MPN hayan sentido el domingo 24 que si Pereyra cimentaba efectivamente su control del MPN, eso abría la posibilidad de que él rompiera el equilibrio interno de la fuerza y utilizara el partido como herramienta política puesta al servicio de alguna otra causa, ya fuese ésta política personal o nacional. Pero en el MPN no es posible tener identidades múltiples: ante todo, es necesario ser un hombre, o una mujer, del partido.

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