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Un objetivo, dos frentes

03 septiembre de 2013

El massismo pondrá más énfasis en su estrategia comunicacional, con eje en lo económico e incursionará en las secciones que le dieron la espalda en las primarias

Superar el 40% de los votos. Ese parece ser el objetivo de corto plazo que desvela a la mesa de campaña de Sergio Massa. Esta ambiciosa meta, razonan, dejaría al tigrense como ganador inapelable en la provincia, resultado que el massismo necesita para alimentar su sueño presidencial. Para alcanzar ese guarismo, los hombres del tigrense despliegan acciones en dos frentes. Uno, el comunicacional. Otro, más soterrado, el político.

En la trinchera televisiva, el mejor comunicador del Frente Renovador (FR) ha resultado ser el propio Massa. Ajustó su discurso hacia un perfil más opositor cuando detectó que “la gente” le exigía definiciones. También desmintió a los analistas que aseguraban que Massa no iba asistir a ningún programa político porque “prefiere programas más amenos para mostrarse” , como el de Alejandro Fantino o el de Mariana Fabbiani. Al final, terminó saliendo con todos.

Además del propio candidato, en las últimas semanas también se multiplicaron las salidas televisivas de los economistas que lo rodean. Las entrevistas a Ricardo Delgado, Miguel Peirano y Martín Redrado contribuyen a que el massismo construya una imagen de “cambio seguro” . En la medida en que los torniquetes de la política económica empiezan a ser cada vez menos efectivos, es posible que la propuesta de ajustar el tipo de cambio vaya ganando adeptos. Sin embargo, esa postura tiene un componente “antipopular” difícil de sortear en un contexto electoral. No es fácil convencer al electorado acerca de la necesidad de una devaluación abrupta que licúe su salario en dólares o haga subir, aún más, la inflación. Por eso, los economistas de Massa se cuidan de caer en la trampa y proponen “combatir la inflación con producción y no con devaluación” .

Junto a la comunicación económica, el FR sigue impulsando una serie de políticas concretas cuya capitalización deberá disputarle al oficialismo, por ejemplo, con la reciente suba del Mínimo No Imponible del Impuesto a las Ganancias y el gravamen sobre ciertas rentas financieras. El equipo económico del FR había presentado un proyecto en esa línea hace algunas semanas e intenta presentarlo también como una victoria suya.

Lo mismo ocurre con la creación de las policías municipales en el conurbano. El sciolismo rehúsa tratar el proyecto de Massa, mientras que los massistas se niegan a tratar el proyecto de Daniel Scioli. En medio del pantano, quizás terminen evaluando el proyecto del sabbatellista Marcelo Saín, enfrentado con ambos. Al calor del reclamo social, todos los bloques amagan con el tratamiento pero las diferencias sustanciales sobre el contenido del proyecto y las especulaciones por el rédito electoral hacen prever un trámite difícil.

EL FRENTE POLITICO

El segundo frente es el político. Allegados a Massa mantienen charlas con los barones del conurbano que aún tributan al kirchnerismo. Los diálogos subterráneos no sorprenden ni tampoco definen ninguna postura. Una cosa es que hablen. Otra, que jueguen. No todos los casos son iguales.

En Tres de Febrero, el histórico Hugo Curto sufrió un traspié de magnitud: su boleta perdió 38 a 25 contra el FR. Alberto Descalzo, en Ituzaingó, también sufrió una dura derrota, por 31 a 23, aunque los 9 puntos que obtuvo la colectora de Nuevo Encuentro, adherida a la lista de Insaurralde, lo colocarían por encima del massismo local.

En Merlo, donde “El Vasco” Otacehé ejerce un dominio territorial indisputado, la lista del FpV le ganó pírricamente la elección al FR por 2 décimas. Sin embargo, la boleta de concejales del oficialismo superó por 4 puntos a la del massismo. Hay un dato que ilustra la importancia estratégica de Merlo. La lista de senadores provinciales K por la Primera Sección obtuvo 760 mil votos, de los cuales más de 100 mil fueron aportados por ese distrito.

Con este panorama, aunque el libro de pases nunca cierra, no todos los jefes territoriales han conservado, luego de las primarias, la misma capacidad de negociación. Según un diputado de fluido diálogo con intendentes, “Massa es un tanque electoral en la Primera. En la zona norte y en el oeste construyó un capital político con el que va a ser difícil lidiar si estás en la vereda de enfrente” . A diferencia de Scioli, Massa construyó poder en los distritos.

Antes que a la ruptura, el massismo apuesta a que algunos jefes comunales repartan su boleta cortada. Luego analizarán caso por caso. Quizás en algunos distritos, antes que recibir al intendente, convenga bancar a su competidor. Massa confía en su olfato (y en sus encuestas) para detectar dónde la gente demanda una renovación.

TERCERA, QUINTA Y SEXTA

Además de alentar el corte, para llegar a los 40 puntos el massismo ajusta una agenda de campaña con mayor presencia en las tres secciones donde perdieron a manos del FpV: la Quinta, la Sexta y la Tercera.

En la Sexta hubo apenas 6 puntos de diferencia entre el primero, Martín Insaurralde, y el cuarto, Margarita Stolbizer. Es una sección competitiva. Allí gravita el senador nacional Jaime Linares, del GEN, tres veces intendente de Bahía Blanca, centro de gravedad de la sección con casi 240 mil votantes. También hizo una buena elección la boleta de Francisco De Narváez, impulsada por su candidato seccional, el periodista Héctor Gay, conocido en la zona.

La Quinta, jalonada por el medio millón de electores de Mar del Plata, también está en la mira del massismo. Allí, el FpV aventajó por 24 mil votos al FR. “La Feliz” exhibe las dimensiones de un distrito del conurbano pero su lógica electoral es más sofisticada. Véase: el FPCyS obtuvo unos 51.500 votos en General Pueyrredón. Sin embargo, las cinco listas de concejales que participaron de la primaria obtuvieron, en conjunto, 90.600 sufragios. Más aún, la interna fue ganada por la lista “Propuesta Marplatense” con el 64,5%. Lo curioso es que se trató de una lista corta: la boleta no fue adherida a Stolbizer-Alfonsín. De un modo similar, pero a la inversa, el Frente Renovador obtuvo casi 80 mil votos en la lista encabezada por Massa mientras que su única boleta local obtuvo 39.400.

En la Tercera, por último, el massismo planea incrementar las incursiones. De los 2,5 millones de votos que obtuvo Insaurralde, más un millón corresponden al corazón del sur del conurbano. Más claro: la Tercera representa para el FpV el 40% de su potencia electoral, mientras que para el FR significa el 28%. En los últimos días, Massa concretó la incorporación de dos dirigentes de la sección: el ex intendente de Avellaneda “Cacho” Alvarez y la hermana del intendente de Ezeiza, la senadora provincial Leonor Granados. Ninguno de los dos fichajes alcanza para mover el amperímetro. Massa ya ganó en Avellaneda, donde Alvarez lo ayudó por lo bajo a través de una colectora y Ezeiza es el distrito más chico entre los grandes. Lo que sí demuestran es que los estrategas de Massa no dejan pasar la menor oportunidad de golpear al kirchnerismo en el único bastión que puede protegerlos de una derrota aún peor.

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