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Renovación y cambio

13 mayo de 2013

(Columna de Carlos Fara)

El espacio radical-socialista está disponible para la llegada de una figura fresca. ¿Será Sanz?

¿Puede la UCR volver a ser una opción de poder? ¿Con quién? Sigilosamente, en el partido de Alem se fueron produciendo algunos cambios en los últimos 18 meses desde que Ricardo Alfonsín salió tercero en la elección presidencial de 2011:

-Eligieron de presidente del partido a un radical atípico, Mario Barletta, que no es abogado, tiene experiencia de gestión y no hizo carrera partidaria.

-Por primera vez en la historia, la Convención Nacional está presidida por una mujer, Lilita Stubrin, que tampoco es abogada y posee una dilatada carrera académica.

-El partido es competitivo en Mendoza para 2013 de la mano de Julio Cobos, y comparte marquesina victoriosa en Santa Fe con Hermes Binner.

-Si bien tiene conflictos internos en varios distritos, no ha vuelto a tener una fuga de dirigentes significativos. Los que se fueron con Mauricio Macri son ignotos tanto para el partido como para la sociedad (Gustavo Posse es poco conocido en la provincia de Buenos Aires y no marca más de 3 puntos de intención de voto en el GBA, su mejor lugar). Los más relevantes de los que se hicieron K han regresado (Cobos, Castillo). Los de la diáspora de 2001 han fracasado decididamente (Ricardo López Murphy y Elisa Carrió).

-Aunque no siempre algunos periodistas y analistas lo recuerden, es (y seguirá siendo en 2013- 2015) el partido opositor con mayor fuerza y más despliegue territorial.

Esta lista no es gran cosa, pero es mejor que nada. Muchos piensan que el radicalismo ya está de salida de la historia y puede ser. También se pensaba lo mismo en 1995 cuando Horacio Massaccesi salió tercero en la elección presidencial: dos años después se armaba la Alianza y le ganaban al menemismo. La clave pasa por si un dirigente sintoniza o no con una determinada coyuntura histórica.

Ahora se lanzó la candidatura de Ernesto Sanz y encolumnó a la gran mayoría del radicalismo: absorbió hasta los dirigentes más destacados del alfonsinismo como Gerardo Morales, Angel Rozas, Mario Negri y Ricardo Gil Lavedra. Demás está decir que cuando los pesos pesados cruzan el río es porque huelen poder.

¿Contra quién competiría dentro del radicalismo? Alfonsín, que es un dirigente obviamente conocido por el conjunto de la sociedad, con una imagen muy negativa y estable desde hace un año. Mayormente se lo visualiza como “un portador de apellido”, “sin experiencia”, “blando” y “carente de ideas”.

Cobos, quien cuantitativamente posee la misma imagen que Alfonsín. Su popularidad oscila un poco más, pero nunca sale del balance deficitario. Se lo reconoce por su rol en la 125, pero “le falta fuerza”, “carisma”, “renunció” y no queda claro si con su decisión fue un héroe o traidor.

Existe otra figura que no es radical, pero que podría competir en el mismo espacio ideológico: Binner. El ex gobernador de Santa Fe es el dirigente opositor con mejor imagen, pero viene perdiendo popularidad desde mediados del año pasado (de junio a marzo cayó 11 puntos). También ha sufrido un profundo desgaste de su capital electoral: en diciembre de 2011 recogía 22 puntos de intención de voto presidencial, y ahora solo tiene 5%, con una caída constante. Su edad tampoco le juega a favor en la percepción ciudadana: este año cumple 70.

Sanz no es aún una figura que destaque en las encuestas, pero las fotografías son relativas en política: lo importante es el potencial de un dirigente. Este ex intendente de San Rafael en los grupos focales transmite propuestas, capacidad, inteligencia, renovación, mirada futura y firmeza en sus convicciones. Ahora tiene el desafío de ponerlo en valor caminando el país: la estructura le abrirá las puertas. No le será fácil. Sin embargo, el electorado hoy no mira tanto de dónde viene una figura, sino a la figura en sí. Por lo tanto, está en sus manos que lo miren a él, y no tanto a los atributos negativos del partido.

Dado el desgaste de Alfonsín, las dificultades de posicionamiento de Cobos y las limitantes de Binner, el espacio radical-socialista está disponible para la llegada de una figura fresca. ¿Será Sanz?

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