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¿Qué se juega DLS en octubre?

30 abril de 2013

(Columna de Adolfo Ruiz @adolruiz)

El gobernador busca asegurarse su proyección al escenario nacional. No aparecen rivales de fuste para su candidato: Schiaretti.

Puede leerse como el escenario perfecto. De esas contiendas electorales en las que poco se pone en juego, y en las cuales nada parece hacer escapar un triunfo. Así vislumbra el gobernador cordobés las elecciones legislativas de octubre, donde todo indicaría que su fuerza, Unión por Córdoba, repetirá un triunfo en elecciones intermedias, algo que le es esquivo desde octubre de 2005.

¿Qué se juega José Manuel de la Sota en estas elecciones? No pasa por “necesidad” de las dos bancas que arriesga en la Cámara Baja. Más bien la elección tiene para él que ver con el plafón que logre para lanzarse definitivamente a la arena electoral de 2015. La estrategia de De la Sota puertas adentro consiste en colocar al PJ provincial en torno a su figura. No en vano “José Manuel conducción” es la consigna que marca cada uno de los actos, buscando cerrar filas en dos sentidos: ser claros en señalar que el peronismo cordobés es delasotista y anti K y, además, impedir que ningún dirigente ose pensar en un armado propio.

El término “ningún dirigente” refiere sólo a uno: su antecesor en el mando, Juan Schiaretti. Aunque siempre se han esmerado en maquillarla, la relación entre ambos popes nunca fue del todo sincera. La desconfianza mutua rige desde aquella interna de 1993, cuando apadrinado por la luz del entonces superministro Domingo Cavallo, Schiaretti le arrebató el triunfo a De la Sota por sólo tres mil votos, en una elección que terminó en la Justicia. Furioso, el derrotado no dudó en calificar a su vencedor como “el candidato del fraude”.

Hoy en toda la provincia Schiaretti es el único dirigente con peso propio que podría disputarle espacio. Pero la decisión de “tolerancia mutua” parecería primar, y de allí el acuerdo a encabezar las listas para octubre. A los schiarettistas les resulta funcional el sueño presidencial de De la Sota, ya que con ello dan por hecho que en 2015 volverán a la gobernación.

ESCENARIO

Pese a la secuencia de denuncias de corrupción, problemas de gestión y episodios de la política que han salpicado directamente a la figura del gobernador, en términos generales De la Sota ha sabido mantener el perfil de líder político y la iniciativa comunicacional. No es poco decir en el marco de una gestión que en los últimos doce meses ha avanzado con medidas de ajuste, típicamente nada simpáticas para el electorado.

El detalle es el siguiente:

-Creación del nuevo impuesto a la nafta, que encarece en $0,30 cada litro cargado en Córdoba.

-Diferimiento por seis meses de los aumentos a los jubilados provinciales (con ley aprobada en 15 minutos, sin debate y con De la Sota llegando de sorpresa a la Legislatura).

-Aumento de 33% en los peajes para el ingreso a la ciudad de Córdoba junto con el establecimiento de nuevas barreras en rutas provinciales no tarifadas.

-Subjecución de 7 de cada 10 programas presupuestados para 2012, situación apuntada por el legislador radical Rodrigo de Loredo.

Mientras, la deuda total de la provincia ya ha superado los $20 mil millones, según los cálculos más prudentes.

Aún en este marco, el gobernador parece navegar cómodo, escudándose en la deuda que le reclama a la Nación por los fondos previsionales que no le gira a la Caja Provincial. Quizás allí se explique parte de la imagen positiva que conserva en toda la provincia. De acuerdo a datos de la Consultora, CPP dirigida por Gustavo Córdoba, a partir de una encuesta de 1.200 casos, hoy De la Sota congrega “unos 65 puntos de imagen positiva en la provincia”. En contrapartida, los 35 puntos de imagen negativa están “fundamentalmente concentrados en Córdoba y Gran Córdoba”, apunta el encuestador, aludiendo a un distrito que históricamente le ha sido adverso al gobernador, y aún con cifras más abultadas.

El mismo analista considera que con un escenario similar al actual, el peronismo cordobés con la figura de Schiaretti a la cabeza podría ganar las PASO de agosto y las legislativas de octubre “con un porcentaje de entre el 30 y el 35% de los votos” , cifra nada despreciable en un contexto de al menos cinco o seis candidaturas en pugna.

¿CÓMO SIGUE?

No parece haber caminos firmes ya trazados de aquí a octubre. Al peronismo cordobés le falta completar casilleros de su lista, aunque se sabe que son nombres de relleno.

Todavía no hay definiciones en el siempre languideciente kirchnerismo mediterráneo. La figura de Carolina Scotto, que acaba de culminar su segunda y última gestión al frente de la Universidad Nacional de Córdoba, parece ser una apuesta interesante, pero no se espera que traccione demasiado fuera del ámbito académico. Las mediciones hoy ubican al kirchnerismo cordobés por debajo de los 10 puntos.

Algo más de expectativas parece generar ?tanto dentro como fuera del PJ? la siempre “molesta” figura de Olga Riutort, ex mujer del gobernador. La licencia para usar ese adjetivo tiene que ver con la porción del electorado que arrastra la hoy concejala capitalina, que desde hace siete años viene jugando por fuera del peronismo, luego de rechazar sucesivos ofrecimientos de lugares poco expectables. Riutort acarrea un interesante caudal de votos peronistas, pero también tiene un electorado independiente. Y esto tiene una consecuencia llamativa, según el análisis de Gustavo Córdoba: si juega por fuera, su caudal de votos tiene un piso del 10%; si juega dentro del peronismo, la capacidad de aporte sería menos de la mitad.

Desde el juecismo, integrado el FAP, las elecciones de octubre no parecen ser una cuestión que les desvele, al punto que aún no han definido candidaturas. Suena el ex intendente de Jesús María, Marcelino Gatica, aunque aún no hay confirmaciones.

En la UCR todas las fichas apuntan a Oscar Aguad, buscando su tercer mandato y asentado en su alto grado de conocimiento por parte del electorado.

Queda espacio para un nuevo outsider en la política, el ex árbitro de AFA Héctor Baldassi, convocado de Mauricio Macri para intentar que el PRO haga pie en esta provincia.

A falta de rivales de fuste, la situación aún parece bajo el control de José Manuel de la Sota. Su jugada será llevar toda la discusión de campaña al escenario nacional, donde se siente cómodo en el papel de acusador. Sabe que las bancas en disputa no interesan tanto como la proyección nacional ?por ahora esquiva? que un contundente triunfo en agosto y en octubre podría darle.

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