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Los desafíos que enfrenta el kirchnerismo

27 enero de 2012

(Columna de opinión de Ricardo Rouvier)

La realidad económica es más dura y nada mejor que un gobierno con respaldo para enfrentarla.

Porvenir. Este término establece por sí mismo un enorme interrogante. Desde lo global, la incertidumbre es un atributo de la denominada posmodernidad. Y vemos que esta formulación cultural que involucra enigmas es dominante en la política internacional. Hace algunas décadas, el mundo tenía un destino, bueno o malo, equivocado o acertado. Hasta había dioses por quienes creer o por quienes descreer: a quienes venerar o negar. La izquierda o las izquierdas y la derecha o las derechas se disputaban el futuro. Había preformado un final, una teleología, un destino al cual se marchaba, según las diversas fuentes en forma inexorable, determinista. En la actualidad, la inseguridad por el porvenir ha distorsionado las bondades y maldades de un progreso indubitable, la evolución capitalista tiene hoy la ceguera de un tren sin conductor.

Esta evolución caótica del sistema contribuye a la crisis de los metarrelatos, a la demolición de las utopías, mientras en su corazón la ganancia sigue palpitando. A la caída del socialismo real le sigue el fin del Estado Benefactor; sobre todo en Europa, que se intrusa como drama en los hogares de los habitantes del Viejo Continente. En EE.UU., la crisis hace pensar que la sociedad norteamericana no dará un salto a la derecha, más allá de la flexibilidad de Obama. Mucho más cuando la derecha estadounidense quiere volver a tiempos más gloriosos del imperio. Solamente la declinación de Europa los consuela un poco, por aquello del alivio que provoca ver a otro peor que uno.

Mientras tanto las sociedades latinoamericanas viven como un privilegio esta etapa

actual, innovadora, y sorprendente en la que se reeditan discursos y acciones por la

emancipación y la unidad continental. Pero, también hay grados de incertidumbre

morigerados por gobiernos con proyectos de desarrollo y equidad. Nuestro país es uno de ellos. La direccionalidad que imprime el gobierno de CFK a su gestión dentro de un

pragmatismo generalizado, sin un plan explicitado señala un rumbo, un sentido a la

flecha del tiempo. Sin embargo, dentro de un estado general de alegría y de éxito, expresado en las elecciones; el kirchnerismo enfrenta también interrogantes sobre el porvenir.

Y esos interrogantes hacen hoy más evidente el peso de lo político sobre lo económico. Porque si de lo económico se trata en función de indicadores más modestos para el año en curso. ¡Qué mejor que un gobierno con alto nivel de consenso para atravesarlo! Sí; hay preguntas que se deslizan rápidamente por lo económico y social y abordan otros andariveles. Algunas sobre los espacios político-sindicales que anticipan una puja distributiva que requerirá de mayor protagonismo gremial y político, inclusive a despecho de lo que piense el Gobierno. Otras sobre las expectativas de las corporaciones económicas que hoy están más cerca de un Gobierno al que desean más productivista, más desarrollista. Precios y salarios; inflación, tipo de cambio, déficit fiscal y el mantenimiento del superávit comercial son los nudos principales de la política económica. El trípode peronista: Estado, capital y trabajo, constituye ya una matriz cultural internalizada por una sociedad que prioriza los equilibrios más que el conflicto y ve a Cristina como una garantía de la armonía. Pero, el conflicto, propio de la democracia, está ínsito en el conglomerado kirchnerista heredero de la impronta peronista; en la tensión de los actores internos en la búsqueda de poder. Pero, la Presidenta es el eje único del conjunto, y no pierde oportunidad comunicacional para

hacerlo saber.

El amplio triunfo de primarias y elección general le dan un crédito a CFK que se extenderá en el mediano plazo, mientras la oposición sigue paralizada. Pero, consciente de la situación mundial, CFK viene planteando la necesidad de monitorear de cerca las cuentas nacionales. La situación mundial sigue favoreciendo a la la Argentina y a América Latina en general; pero esto no niega la existencia de amenazas en el camino. El futuro se irá develando de a poco a medida que se vayan presentando los desafíos; entre los primeros, se destacan las discusiones paritarias. Se resolverá si estas serán con o sin techo, considerando que hay una CGT muy sensible a cualquier tipo de limitaciones. Como el reloj del taxi a medida que pase el tiempo se irá incrementando la preocupación por la sucesión y la disputa en la interioridad kirchnerista, pero eso merece otra nota más adelante. No obstante, ya ha habido chispazos anticipatorios.

(De la edición impresa)

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