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47 días de alineación y balanceo

16 noviembre de 2011

Se empieza a develar la incógnita sobre la “profundización del modelo”.

Son 47 días para transformar la continuidad en cambio, revestir a la administración saliente de los atributos y talantes de una administración entrante, realizar la alineación y balanceo, el “ajuste fino” y la lubricación para echar a andar la escudería “CFK 2011-2015”. Cuaretna y siete días en los que se empieza a develar el misterio sobre qué significará “la profundización del modelo” para el equipo encargado de ultimar los detalles de la segunda presidencia de Cristina, sabiendo que ella ?y sólo ella? tiene la suma del saber público y la decisión en la materia.

No sólo hay que revisar los neumáticos y el tren delantero. La puesta a punto incluye revisión de líquido de frenos y caja de cambios, limpieza del carburador y renovación parcial de cabina y tripulación. Las señales fueron hasta aquí ambiguas en cuanto al tono, la forma y el contenido de la próxima gestión y no cabía esperar algo diferente. Mensajes de conciliación y moderación, espíritu temperado, llamados a “ser generosos en la victoria” luego del contundente respaldo en las urnas y giro al pragmatismo combinado con demarcaciones más directas y tajantes de los campos antagónicos, el anticipo de las batallas por venir, el desdén por una oposición que ha perdido su lugar en este mundo y no sale del marasmo poselectoral.

Pero todo se acelera y así como tuvimos una elección presidencial adelantada en las primarias y otra parlamentaria adelantada en la presidencial, el vértigo de la cuenta regresiva colocó a la Presidenta y su reducido núcleo de espadas mayores ?Boudou, De Vido, Abal Medina, Zannini, Mazzón, Moreno? ante la necesidad de apurar medidas que anticipan definiciones de lo que vendrá, semanas antes de asumir el próximo gobierno. No terminaron de cambiarse la ropa y preparar la mudanza y ya hay que empezar a atender los problemas del día siguiente. Las expectativas y eufemismos se comienzan a traducir en anuncios y precisiones. El inicio de un reajuste tarifario se enuncia como una eliminación de subsidios y los controles sobre el mercado cambiario para detener el retiro de dólares se presentan como un nuevo marco regulatorio para las transacciones financieras. Son las correcciones inevitables de los desfases atribuidos a la administración saliente. Es sólo un anticipo de este cambio de piel, y del doble juego de retóricas y realidades, intenciones y condicionamientos que se desplegará a partir del 10 de diciembre.

Ayuda en lo inmediato el frente externo, con la crisis financiera que sacude a Europa y encuentra a la Argentina menos vulnerable. La Presidenta pudo regresar de la última cumbre del G-20 en Cannes revestida de ese reconocimiento internacional y una yapa estimable, la cumbre con Obama que le permitió resetear las estropeadas relaciones con Washington, cuyo deterioro quedará también en el registro de la administración saliente.

La Argentina de “CFK Segunda parte” arrancará con un respaldo popular y una fortaleza del liderazgo presidencial comparables con los de Alfonsín el 10 de diciembre del '83 y de Menem el 8 de julio del '95, los dos sumados. Pero así y todo, no habrá luna de miel que dure 100 días para Cristina. Más aún, no habrá luna de miel alguna, como advierte Enrique Martínez, presidente del Inti: “Nadie duda que el respaldo ciudadano monumental le da a la conductora del Frente para la Victoria todos los derechos políticos que la democracia otorga a triunfos de esta holgura. También le carga sobre las espaldas una inmensa mochila. Cada éxito será asignado a ella, pero también cada error, sobre todo en un sendero futuro donde el ajuste fino será la norma” (Tiempo Argentino, 1/11).

Para esta visión de la etapa que se abre, los momentos históricos como el actual, cuando se llega a situaciones de tanta hegemonía política, a partir de la cual se puede crecer, pero también se puede perder consenso, obligan a ganar capacidad para separar la paja del trigo, distinguir lo importante de lo secundario. ¿Qué significa esto? En palabras de Martínez, “saber simplificar, identificando los adversarios principales e inexorables; las metas irrenunciables, los caminos que generan mayor compromiso popular”. Significa prepararse para el rechinar de los engranajes de la interna oficialista, sabiendo que la dinámica misma del movimiento impondrá cambios, correctivos y decisiones que no dejarán a todos contentos y tendrán inevitablemente ganadores y perdedores también dentro de las huestes del kirchnerismo.

Así lo sintetizó Federico Martelli, desde la revista cristinista 2016: “Van a estar los que desde adentro y desde afuera intenten domesticar y encapsular el proyecto, los que van a argumentar que todo lo hecho está mal y los que van a decir que lo hecho está bien, pero ya es suficiente. Estas dos miradas van a confluir para debilitar el poder político de CFK y mellar el proyecto”. Por todo ello, el objetivo de “consolidar lo realizado, mejorar lo que debe ser mejorado y acometer lo que falta” incluye que el FpV tome el control pleno del Partido Justicialista. Se especula con que Cristina asumirá la conducción nacional partidaria ?actualmente vacante- acompañada por el vicepresidente electo Amado Boudou, mientras el gobernador Daniel Scioli encabezaría el PJ bonaerense, secundado por su vice Gabriel Mariotto. De un plumazo quedaría fuera así Hugo Moyano, que sigue ostentando formalmente hasta ahora la conducción provincial. Los propios actores involucrados y sus voceros anticipan que Boudou y Mariotto serían quienes quedarían al frente del manejo del aparato partidario, sellándose de este modo la articulación Partido/Gobierno/Estado concentrados en las mismas cabezas. Serán los guardianes del 54 %.

(De la edición impresa)

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