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¿Pueden Macri o Fernández ganar en primera vuelta?

CFK-Ferandez-Macri
CFK-Ferandez-Macri
01 agosto de 2019

por Nicolás Solari

La tendencia de las últimas elecciones presidenciales es hacia la despolarización, pero las encuestas muestran que en 2019 los dos candidatos principales concentran la intención de voto

Desde la reforma constitucional de 1994, existen dos formas de ganar la elección presidencial argentina sin necesidad de un balotaje: obteniendo el 45% de los votos válidos o alcanzando más del 40% y una ventaja superior a 10 puntos en relación al segundo candidato más votado (CN art. 97 y 98). Los datos de Real Time Data, así como los del resto de las encuestas conocidas, coinciden en señalar que la distancia entre Alberto Fernández y Mauricio Macri se ha ido reduciendo de forma constante de abril a esta parte y que la elección se presenta ahora competitiva. En este escenario, parece altamente improbable que alguna de las principales fuerzas obtenga una ventaja de diez puntos, lo que automáticamente clausura la posibilidad de una victoria en primera vuelta sin el apoyo del 45% del electorado.

En líneas generales, crecen las probabilidades de obtener un 45% de adhesión cuanto más polarizada es la elección. Pese a ello, aún en elecciones altamente polarizadas es posible que ninguna fuerza alcance el 45% si la competencia se presenta pareja (el caso extremo sería una votación donde los principales dos partidos concentren el 88%, sumando 44% por lado). Inversamente, también existen posibilidades de obtener un 45% de apoyo en elecciones con niveles medios de polarización.

Un breve repaso de las elecciones presidenciales de 1983 a la fecha indica que durante finales del siglo pasado imperó una alta polarización (86% para el período) caracterizada por sólidas ventajas, lo que redundó en un apoyo promedio del 49% a los ganadores de la elección. Los comicios de 2003 fueron completamente atípicos y de transición, en tanto que se dieron en un marco de atomización del peronismo y el radicalismo.

En 2007 y 2011, se reconstruyó la oferta electoral en base a un peronismo relativamente unificado y una oposición fragmentada (Carrió y Lavagna en 2007; Binner y Alfonsín en 2011). En 2015, fue el peronismo el que se fracturó (Scioli y Massa) y la oposición la que se unificó bajo la candidatura de Macri. En esas tres elecciones, la división de uno de los dos espacios redujo el nivel de polarización a 68%. Pese a ello, la asimetría de preferencias en 2007 y 2011 generó que CFK superará en ambas ocasiones el 45% de los votos. 2015 representó la primera elección marcada por una polarización moderada y alta paridad. El resultado fue que ningún candidato superó el umbral de los 45 puntos.

La elección de este año será la primera caracterizada por una alta polarización y una alta paridad. Los últimos sondeos electorales de Real Time Data señalan que Fernández y Macri concitan en conjunto el 75% de las preferencias para la primaria presidencial, porcentaje que sobrepasa el 80% al proyectar indecisos. Es un nivel de polarización superior al de las elecciones primarias y generales de los últimos años, que podría incluso incrementarse en las elecciones de octubre.

En 2011, primer año en que se utilizó el esquema de PASO, la polarización electoral creció del 62% al 71% entre las elecciones primarias y generales. En la elección de 2015, la polarización también se engrosó, en este caso del 69% al 71%. En las elecciones de medio término de 2017 de la provincia de Buenos Aires la polarización subió de 71% a 80%. En este sentido, los antecedentes disponibles indican que es dable esperar un ensanchamiento de la polarización entre las PASO del 11 agosto y las generales del 27 de octubre. Es el efecto natural del voto estratégico y de la reasignación del caudal electoral de las fuerzas que no superan en las PASO el filtro del 1,5% del voto válido.

En conclusión, los altos niveles de polarización registrados por las encuestas, sumado al efecto polarizador de las elecciones primarias sobre las generales, incrementan fuertemente la probabilidad de que la presente elección se defina en primera vuelta. De allí que estas PASO sean las más importantes entre las celebradas hasta ahora y que las diferencias que allí se constaten puedan ser definitorias para el resultado de la elección.

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