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La Agenda 2030 y el rol de los sindicatos

2030
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19 marzo de 2019

por Carla Pitiot (*)

Nos cuesta, como argentinos, pensar el 2030, pero lo que parece una eternidad está definiéndose en el presente

La sigla ODS identifica a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que forman parte de la Agenda 2030 aprobada por Naciones Unidas en 2015 y que una vez cumplidos contribuirán a que tengamos una mejor calidad de vida bajo la premisa “no dejar a nadie atrás”.

En este contexto los sindicatos tienen un compromiso claro y un lugar bien definido en la defensa del trabajo y de la calidad de vida de las y los trabajadores poniendo eje en el empleo y trabajo decente para contribuir al logro de desarrollo como un proceso tangible y concreto.

Hay una oportunidad única para los sindicatos de convertirse en motores que impulsen el cumplimiento de estos objetivos que ofrecen una plataforma para involucrarse responsablemente en coincidencia con los principios de libertad de asociación y de negociación colectiva, en pos del pleno empleo, la protección social, los salarios decentes, las buenas condiciones de trabajo, la seguridad de los ingresos para los pobres; la lucha contra la discriminación por motivos de género y así contribuir a la elaboración de estrategias nacionales de crecimiento inclusivas y sostenibles.

Uno de los ODS más transversales es el quinto, el de igualdad de género. Busca que a partir del logro de la igualdad entre varones y mujeres y el empoderamiento de las mujeres y niñas se logren más rápidamente los demás objetivos de la Agenda, erradicando todas las formas de discriminación y de violencia contra las mujeres.

En nuestro país, la desigualdad entre varones y mujeres se ve reflejada en la tasa de desempleo; en la brecha salarial que supera el 26% alcanzando el 34,7% para asalariados informales. No se puede dejar de mencionar el tiempo que se dedica a las tareas domésticas: mientras las mujeres le dedican 6,4 horas, los hombres 3,4 horas.

Revertir estas situaciones contribuirá al cumplimiento del ODS5 y a través del empoderamiento de las mujeres podremos alcanzar sociedades más equitativas, en las que varones y mujeres tengan las mismas oportunidades de acceder al mercado laboral y las mismas posibilidades de crecimiento y desarrollo.

En este sentido los sindicatos deberán ponerse como metas prioritarias impulsar el reconocimiento del trabajo no remunerado como las tareas del cuidado; promover la responsabilidad compartida en el hogar y la familia y asegurar la participación efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo en los cargos directivos de las organizaciones de los trabajadores.

Por su parte, el ODS8 apunta a promover el crecimiento económico y el trabajo decente para todos. Es el principal y más importante objetivo de implicación sindical en la Agenda, entendiendo que el crecimiento económico sostenido es condición necesaria pero no suficiente para reducir la pobreza. Por ello, debe ser un crecimiento de calidad, inclusivo y con empleo. En un mundo en el que el impacto de la tecnología en el trabajo ya llegó, los sindicatos deben acompañar a los trabajadores y trabajadoras en este camino, orientando y monitoreando los procesos de cambio, que garanticen la posibilidad de adaptación al nuevo escenario laboral. En definitiva, los sindicatos deberán asegurarse que las políticas de ODS destinadas a la implementación del objetivo 8 incluya la protección de los derechos laborales y de la seguridad social.

El ODS 10 apunta a reducir todas las formas de desigualdad basada en los ingresos, sexo, etnia, edad, discapacidad, religión u otra condición. No es una novedad que en los últimos decenios asistimos a un desplazamiento de los ingresos desde la fuerza del trabajo hacia el capital y que es uno de los factores que han llevado al aumento de las desigualdades en el mundo. Por otro lado, como dato contundente y forma de merituar el aumento de las desigualdades las 62 personas más ricas del mundo tienen lo mismo que la mitad de la población mundial.

En este sentido las metas sindicales deberán orientarse a lograr el crecimiento de los ingresos de los sectores más pobres, promover políticas salariales y de protección social inclusivas y aumento de la participación de los salarios en el PIB.

Este nuevo contexto de los Objetivos y Metas de la Agenda 2030, que son integrados e indivisibles y que representan un equilibrio entre las tres dimensiones del desarrollo sostenible; económica, social y ambiental, requerirá por parte de los gobiernos establecer alianzas inclusivas, diálogo social y pleno reconocimiento del papel de los sindicatos.

Por su parte, los sindicatos deberán ser proactivos, tomar la delantera, adoptar iniciativas, promover diálogo con las demás partes implicadas: gobiernos, sector empresarial, sociedad civil, entre otras.

En este desafío mundial y enorme tarea que son los ODS, si las organizaciones sindicales aspiran a contribuir a su cumplimiento, deberán ser medio natural de participación activa y abierta de las y los trabajadores en todos los procesos nacionales relativos a la planificación, implementación y cumplimiento de los ODS en promoción y defensa de sus derechos generando nuevas oportunidades. Nos cuesta, como argentinos, pensar el 2030, pero lo que parece una eternidad está definiéndose en el presente.

(*) Diputada nacional y dirigente gremial de APOC

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