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Tiempos de mujeres en EE.UU.

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09 noviembre de 2018

Por Alejandra Lázzaro Profesora de Dcho. Constitucional en la UBA

Es la segunda vez que tengo la oportunidad de estar presente durante unas elecciones en Estados Unidos. Sin embargo, éstas últimas, por el momento histórico en que se dan, por los temas abordados, y hasta por el lugar donde pude observarlas, fueron muy diferentes.

En esta ocasión, las señales previas al gran martes 6 de noviembre indicaban especialmente un aumento importante de votantes, resultados ajustados y actos de campaña muy desafiantes.

Mientras que los demócratas sostenían que iban a ganar las dos Cámaras del Congreso haciendo hincapié en el “Obama Care”, temas de salud, educación y expectantes del surgimiento de la “ola azul”, los republicanos, con el presidente Donald Trump al frente acompañando a sus candidatos, se enfocaban en la “caravana”, la inseguridad que en su opinión traerían los inmigrantes y los buenos indicadores de la economía. Tampoco faltaron en el discurso presidencial las alusiones a las “fake news” y su enfrentamiento con los medios.

Pero no todas fueron diferencias entre ambos partidos ya que tanto uno como el otro coincidían en que éstas eran elecciones históricas, ya que resultarían concluyentes en el sentido de que los ciudadanos tenían que elegir entre continuar y respaldar la actual agenda del Gobierno a manera plebiscitaria, o marcar la necesidad de un nuevo rumbo en el que se incluía hasta el impeachment del Presidente.

También desde la televisión y las redes sociales la campaña se acaloraba. No sólo por la cantidad de propaganda política sino también por el nivel de acusaciones a los candidatos a través de publicidades pagas.

Al fin, el gran día llegó y todo invitaba a votar. Muchos negocios habían colocado carteles junto a la entrada que decían “Nosotros, nos hicimos tiempo para votar”, ciudadanos que orgullosamente exhibían su identificación de que ya habían votado (“I voted”) y hasta la pantalla de apertura de Google rezaba “GO VOTE”.

Como invitada internacional por Argentina, estuve en la ciudad de Kansas City y el desarrollo de todo el proceso atrajo mi atención, mesas de votación en una iglesia ?entre otros lugares-, un documento como el carnet de conducir que habilitaba a votar, boletas muy distintas a las conocidas, opciones para el ciudadano al preguntársele si preferiría votar de la manera tradicional (voto manual o con maquina”) y todo escaneado por los propios ciudadanos al finalizar.

Así podría contar cientos de características y tecnicismos que sólo a quienes nos dedicamos a lo electoral específicamente puede interesarnos. Sin embargo, lo mejor -en otro sentido- estaba por venir.

Los resultados los esperamos en el comité de campaña de quién esa noche se convertiría en la primer mujer nativo-americana en llegar a la Cámara de Representantes del Congreso: Sharice Davids, una candidata demócrata joven, muy poco conocida, enfrentada a un rival republicano muy afianzado como Kevin Yoder.

Unos días antes, en una reunión, un ex senador estatal nos dijo que Davis tenía pocas posibilidades ya que habiéndose proclamado públicamente lesbiana y siendo una mujer nativa-america, si bien podría ser una buena candidata para Nueva York o San Francisco u otros lugares, no así para el lugar al que se postulaba.

La realidad, sin embargo, resultó ser otra. Cientos de votantes y seguidores inundaron el inmenso salón desde donde se esperarían los resultados preliminares a partir de las 20 horas.

Calificada como una persona “auténtica, real, comprometida con los derechos de las minorías y sumamente activa”, los aplausos, abrazos y hasta lágrimas en los ojos exteriorizaban el entusiasmo de cientos de jóvenes, adultos y hasta adultos de edad avanzada.

Nos fuimos casi a la medianoche y con los números, ya bastante avanzados. Resultados apretados, poder dividido, un empate para algunos, una victoria para otros, cien mujeres en el Congreso con una nueva composición.

Lo mejor, la participación de los ciudadanos, el entusiasmo, la tolerancia, los sueños a concretarse. Y sí, la democracia aprobó una vez más el examen, en esta ocasión en las elecciones de medio término de 2018 de Estados Unidos

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