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Los caminos para construir una fuerza política

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27 noviembre de 2017

Por Gabriel Tolosa

Vommaro consigue hacer inteligible el proyecto de un capitalismo flexible e hiperconectado que promueve el PRO

Politización y antikirchnerismo se constituyen en los ejes conductores de la obra de Gabriel Vommaro. El autor sitúa en la genealogía de Propuesta Republicana (PRO) el origen de un nuevo ethos político basado en el hacer emprendedor y en el voluntariado. Rasgos distintivos que, conjuntamente con las pretensiones de transformarse en un proyecto electoral con acceso al poder, se distancian de tradiciones y experiencias de la centroderecha argentina. El discurso promercado; que alguna vez fue patrimonio de la Unión del Centro Democrático (Ucedé), se complementa con la defensa de la moral pública y la lucha contra la corrupción. La presencia de dirigentes populares (peronistas, radicales y de la derecha tradicional) que venían de una actividad ajena a empresarios y profesionales del mundo de las ONG, se convirtió en un recurso legitimador. A diferencia de otros experimentos partidarios efímeros, en apenas cuatro años de existencia logró ganar el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y en 2015, integrando la coalición Cambiemos (en sociedad con un partido tradicional como la UCR y con el ARI) consigue el take over del Estado. Constituyéndose así en el más eficaz emprendimiento político de centroderecha de este ciclo democrático.

Compuesto de una introducción general, cinco capítulos y una conclusión, el libro tiene una prosa cuidada, sus distintas partes están claramente articuladas bajo un programa común. Con una combinación de técnicas cuanti- y cualitativas, entre las que se destacan una serie de encuestas realizadas a cuadros del partido, entrevistas en profundidad, observaciones y trabajo de archivo, su sustento empírico es particularmente extendido. A partir de esta combinación metodológica, Vommaro consigue hacer inteligible el proyecto de un capitalismo flexible e hiperconectado que promueve este nuevo partido. Un proyecto reformador, que tiene a gerentes de grandes firmas como mascarón de proa del nuevo “ país normal”, republicano y emprendedor. Las reflexiones teóricas del autor, apoyadas fundamentalmente en la sociología política y la teoría política, apuntan al enraizamiento social de PRO (aquellos espacios donde se reclutan militantes y dirigentes y se forjan determinadas visiones de mundo) y a la comprensión de las tradiciones de las que se nutre, donde “ meritocracia” constituye un valor fundamental en la sociodicea de estos altos gerentes y que a su vez construye una imagen encantada de sí en los grupos sociales dominantes. La fundación G25, será de vital importancia para el reclutamiento de managers y constituirse en un puente entre el ámbito privado y el público, fue el dispositivo de politización de las clases medias-altas y altas para hacer posible el paso del “ yo” al “ nosotros” o el salto del ámbito privado al público.

Normalidad y chavización como objetos de polarización componen el otro eje de desarrollo del libro. Afirmaciones como “el modo en que se hacen las cosas en el mundo” o la “anomalía populista” del ciclo político anterior, se anteponen como postulados legitimadores de la voluntad de cambio que pretende deshacer la herencia kirchnerista: aquí, el republicanismo comenzaría luego de la ruptura con la normalidad pasada, un Ancien Régime a desterrar. Así, para producir una modernización económica y social, desde la visión del nuevo Presidente y sus aliados, es necesario acercar al país a su tiempo histórico: su partido, concebido a inicios del siglo XXI, que desde su conformación dice dejar atrás las ideologías de los siglos precedentes (izquierda y derecha) y remplazarla por la“ política del hacer que suceda”, control político y ethos gerencial.

La mayor parte de los CEO que se entrevistan explican que su “salto” fue posible en determinada coyuntura histórica, así también, en sus recorridos sociales había comenzado a inscribirse la necesidad de ayudar a una escala mayor respecto de lo que se podía hacer desde las ONG. Sabiendo que el trabajo técnico tiene, siempre, una dimensión política, no se ven como políticos, sino como gestores que “contribuyen”, con una donación transitoria de su tiempo y a la espera de una retribución emocional y moral, promesa de “bienes de salvación” conforme Weber. Así puede entenderse que, para estos actores, el“ salto” no fue a la política sino al “ sector público”. El ingreso masivo de CEO al gobierno no representó el arribo de delegados directos de las corporaciones, sino nuevos cuadros políticos reclutados por el movimiento que hegemonizaba la coalición, y a la utilización del término “CEOcracia”. El autor estructura esta problemática a partir de dos cuestiones, en primer lugar, si los managers gobernarían “en nombre del pueblo” y no de las corporaciones. En segundo lugar, la duda respecto a su capacidad para gestionar el Estado, en virtud de su inexperiencia en el manejo de la cosa pública.

En suma, el libro de Gabriel Vommaro reconstruye el producto de una larga y trabajosa movilización del antikirchnerismo, que comienza a gestarse en 2001 y 2002, con una lectura diferente de la crisis de la realizó Néstor Kirchner; que termina de construir sus marcos de referencia fundamentales con el conflicto con el campo en 2008, y que sólo a partir de 2012-2013 alcanza a consolidarse

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