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La Legislatura cambia de caras

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04 mayo de 2017

(Columna de Pablo Varela)

La Ciudad se encamina hacia un proceso electoral caliente. Pero más allá de los grandes nombres que acapararán la atención disputando diputaciones nacionales, la Legislatura porteña renovará en octubre próximo 30 bancas. La mitad, sobre un total de 60 escaños.

Desde el primer gobierno PRO, nunca el oficialismo porteño contó con el número de oro para tener mayoría propia (31), lo que lo ha obligado a negociaciones permanentes.

La renovación oficialista

A pesar de ello, el PRO es la primera minoría. De las 28 bancas que componen el bloque oficialista, se pondrán en disputa 13. La alianza electoral que incluya al oficialismo porteño (aún en disputa por el factor UCR-Lousteau), deberá obtener alrededor de 40 puntos en la categoría legisladores, si pretenden retener la cantidad de diputados actuales.

Pero más allá de los números, el PRO deberá renovar caras claves en el funcionamiento legislativo: tal es el caso de Carmen Polledo, actual vicepresidenta primera, ex titular del bloque y quien supo reportar directamente a Mauricio Macri cuando este estaba sentado en Bolívar 1. Polledo, cuyo apellido estuvo envuelto en la tragedia de Time Warp, deberá abandonar la Legislatura al ver su segundo mandato vencido, tal como lo establece la ley.

Lo mismo ocurrirá con Juan Pablo Arenaza, el hombre que reporta ante Patricia Bullrich. El titular de la Comisión de Seguridad, por donde se tramitan leyes sensibles, migrará al Ejecutivo tras ocho años de labor legislativa. Misma situación para Alejandro García, titular de la siempre sensible Comisión de Presupuesto, que también finalizará su segundo mandato en diciembre y estará obligado a buscar otros rumbos.

Distinto caso es el Agustín Forchieri quien preside una comisión clave: Planeamiento Urbano. Por dicha comisión pasaron polémicos proyectos como el de la Agencia de Bienes, el Tiro Federal, el Autódromo porteño o la Villa Olímpica para los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 y continuarán pasando importantes proyectos urbanísticos como la Autopista Ribereña, con los que Horacio Rodríguez Larreta buscará tener su propia impronta.

Sin embargo, Forchieri (hombre de Santilli) podrá renovar su banca en las próximas elecciones y aunque no esté claro su futuro, en algún momento se especuló con que su nombre podría encabezar la lista para legisladores.

Por otra parte, el bloque de los “lilitos”, que está compuesto por dos legisladores, deberá renovar una de sus dos bancas, la de Paula Oliveto Lago, aunque según trascendió, Elisa Carrió la querría dentro de las listas a diputados nacionales, junto al ex compañero de fórmula de Lousteau, Fernando Sánchez.

Un dato no menor: los “lilitos” ya hacen campaña y se muestran junto al jefe de Gobierno en distintas actividades.

Otro gran interrogante se abre con Graciela Ocaña. Su bloque Confianza Pública, compuesto de tres legisladores, acompañó en más de una ocasión los proyectos del Ejecutivo porteño. Ocaña accedió a la Legislatura en 2013 y su mandato vencerá en diciembre. Incluso su nombre apareció como posible candidata en la provincia de Buenos Aires, tentada por la gobernadora María Eugenia Vidal.

La constelación peronista

La segunda minoría en el palacio legislativo porteño, es el Frente para la Victoria (FpV). Dicho espacio se constituyó en un interbloque de 13 diputados en diciembre de 2015, pero la hecatombe electoral y la discusión hacia el interior del peronismo atomizó voluntades, al igual que sucedió en el Congreso y en la Legislatura bonaerense.

El núcleo duro kirchnerista quedó abroquelado en el bloque que hoy preside el ex ministro de Trabajo durante doce años, Carlos Tomada, que cuenta con ocho legisladores y en octubre pondrán cuatro bancas en disputa: las de Lorena Pokoik, José Campagnoli, Pablo Ferreyra y María Magdalena Tiesso.

Asimismo, el Bloque Peronista deberá renovar la banca de su presidenta, la legisladora María Rosa Muiños, militante de la agrupación NEP, que reporta directamente con Juan Manuel Olmos, cuyo poder hacia el interior del peronismo porteño es inversamente proporcional a sus niveles de exposición pública. Olmos rompió a fines del año pasado su histórica sociedad con el titular del PJ Ciudad, Víctor Santa María, y fue uno de los principales impulsores de la fallida incursión de Felipe Solá en la Ciudad.

También dentro del peronismo, el monobloque Corriente Nacional de la Militancia, integrado por Gabriel Fuks (hombre de Daniel Filmus), y Sindical Peronista, de Claudio Palmeyro (hombre de Omar Viviani) verán sus mandatos vencidos en diciembre próximo.

Lousteau: el "fuego amigo"

"Si no hay PASO, vamos a ir por fuera de Cambiemos", soltó el ahora ex embajador ante los Estados Unidos en declaraciones públicas, antes de mostrarse en Córdoba con miles de jóvenes radicales. “Guga” es un dato incómodo para el oficialismo.

De los seis legisladores que integran el bloque SUMA+, (UCR más independientes), una experiencia creada a partir del extinto UNEN, tres bancas no menores en peso deberán renovarse.

Inés Gorbea, la actual titular de bloque y amiga personal de la familia de Lousteau verá su mandato vencido en diciembre. Lo mismo sucederá con Hernán Rossi, el militante de la agrupación La Cantera que presidió el bloque y que dejó su puesto para hacer campaña en las comunas, estará obligado a renovar.

Mismo caso para Juan Francisco Nosiglia, hijo de Enrique “Coti” Nosiglia, histórico operador de la UCR y principal impulsor de la candidatura de Lousteau junto con el titular de la UCR porteña, Emiliano Yacobitti quien después de muchos años tras bambalinas, elevó el perfil mediático y salió a cruzar a Larreta en más de una ocasión.

También verán sus mandatos vencidos Gustavo Vera (Bien Común), legislador cercano al Papa y hoy a un sector del peronismo; Adrián Camps (PSA), Hernán Arce (PS) y Laura Marrone (FIT).

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