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El regreso de tu ex... presidente

15 noviembre de 2016

(Columna escrita junto a Miguel de Luca)

El contexto, la edad, la popularidad y la herramienta para competir dirán si vuelve CFK.

La política presidencial latinoamericana es pródiga en sagas. Familiares, como la de los uruguayos Batlle, los chilenos Frei o los colombianos Santos, o personales como las de Dilma Rousseff y Tabaré Vázquez. Hace poco, Keiko Fujimori y Luis Lacalle Pou fallaron en anotar para la dinastía, pero los descendientes no se rinden y urden revancha. Hoy Ricardo Lagos, Sebastián Piñera y Lula traman prolongar sus leyendas. ¿Cómo seguirá la saga de Cristina, entre el regreso triunfal y el problema del jarrón chino?

Hace casi una década, con su libro “Juicio político al presidente”, Aníbal PérezLiñán nos regalaba un affresco sobre la inestabilidad de los mandatarios latinoamericanos. La obra mostraba que los jefes ejecutivos de la región dependían de la calle tanto como de las urnas. Aún así, a la mayoría de ellos le obsesionaba otro asunto: volver. Es que, como bromeaba el chileno Patricio Aylwin, “la tarea más difícil después de ser presidente es acostumbrarse a no ser presidente”

Para evitar mandatarios vitalicios ?y ahorrar en magnicidios? países como México prohibieron toda posibilidad de un segundo período. Otros, como Uruguay, la habilitaron en forma intercalada para garantizar una competencia sin ventajas. Así, los presidentes que aspiran a repetir deben disputar desde el llano, despojados de los recursos del gobierno. En Estados Unidos, tras cuatro triunfos consecutivos de Franklin D. Roosevelt, restringieron la reelección inmediata, acuñando la fórmula “cuatro más cuatro y nunca más” ?que en inglés hasta rima?. En Argentina, la reforma de 1994 parió un híbrido: los presidentes pueden reelegirse sucesivamente sólo una vez, pero también volver después de un intermedio

¿Cuáles son las perspectivas de Cristina, que está habilitada para otro mandato en 2019? Cuatro factores aparecen cruciales: contexto, edad, popularidad en la despedida y herramienta para competir.

En el contexto regional, buscar la vuelta resulta natural. En las últimas dos décadas una veintena de ex presidentes intentó regresar, y varios lo lograron. El fenómeno se extiende de América Central al Cono Sur, del costarricense Oscar Arias al uruguayo Julio Sanguinetti pasando por la República Dominicana, Nicaragua, Perú, Bolivia y Chile.

La edad no es impedimento. En 2019, CFK tendrá poco más que el promedio de quienes emprendieron un retorno exitoso, y bastante menos que otros comebacks históricos como Yrigoyen (volvió a los 76 años) y Perón (a los 78).

La popularidad al momento de dejar la presidencia es asunto más delicado. Fue un factor clave en el regreso de Michelle Bachelet (2013). Pero las reapariciones triunfales de Alan García (2006) y Daniel Ortega (2006) muestran que despedirse con pésima imagen no es irremontable: sólo lleva más tiempo (¡hasta 16 años!) y algún intento fallido (García perdió en 2001 y Ortega en 1996 y 2001).

El cuarto factor es, quizás, el más relevante: la herramienta para competir. Sin una poderosa organización partidaria, el regreso se torna cuesta arriba.

¿Cuáles son las condiciones que permitirían el retorno de Cristina? Mantener un nivel de popularidad cercano al 30% es una buena base. Un presidente no peronista y con problemas de gobernabilidad es la segunda, aunque Macri aparece más sólido que Fernando de la Rúa. La tercera es complicada: conservar el liderazgo en el PJ. Para eso necesita, sobre todo, desenchufar la “incubadora de presidentes”: impedir que desde las gobernaciones maduren y rompan el cascarón peronistas aptos para ? y dispuestos a ? luchar por el premio mayor. ¿Cuál es su moneda de cambio? La viabilidad electoral. La fijación del peronismo con el poder conduce a sus líderes a una estrategia circular: para volver, es indispensable hacer creer que se puede volver. En contra del retorno se levanta la tradición peronista de deshacerse de los derrotados.

En cualquier caso, la saga de CFK será incómoda para unos y para otros. Y Macri, ¿buscará la reelección como Menem y Cristina? ¿O pasará el turno y, como Néstor, pondrá un café literario o, mejor aún, una bailanta donde resuene la voz de Gilda? Siempre habrá tiempo para recordar la máxima de Felipe González sobre los ex presidentes: “Son como jarrones chinos en apartamentos pequeños. Se supone que tienen un gran valor, pero en realidad estorban en todas partes y nadie sabe bien dónde ponerlos.

Todos albergan la secreta esperanza de que, por fin, algún niño travieso les dé un codazo y los rompa”.

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