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“El PRO se está esforzando para mantener su coalición legislativa”

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16 junio de 2016

(Entrevista a María Barón, directora de la Fundación Directorio Legislativo. Por Facundo Matos Peychaux)

Desde el cambio de Gobierno, el Congreso está teniendo una mayor relevancia en el debate público y en la contraposición de fuerzas de los partidos. ¿Por qué?

Por un montón de razones que tienen que ver con que el oficialismo puro no tiene mayoría en ninguna de las cámaras y que decidir gobernar por decreto o tomar decisiones por sí solo le puede generar un problema político. Necesita consensos como los necesitó Néstor Kirchner al comienzo. Necesita construir y para eso, no puede gobernar por decreto porque se gana el odio de todos. Sobre todo porque acabamos de salir de un gobierno mayoritario y de muchos años.

¿Es más una cuestión de obligación que convicción, entonces?

Sí. Hay convicción de que hay que pasar los temas por el Congreso, pero de darle más lugar al Congreso, no.

¿Ese rol más preponderante que viene teniendo el Congreso se traduce en más actividad legislativa?

En términos de si el Congreso tiene más actividad, no. Tiene más exposición mediática, no es que hay más reuniones de comisión o más actividad. Quizás hay más movimiento porque son temas más críticos y fundantes para este Gobierno y para Argentina en general. Y también porque en el Congreso se suelen definir los roles de los diferentes sectores políticos. La ley antidespidos fue eso: ver quién le torcía el brazo a Macri o cómo se defendía de eso el Gobierno. El tema en sí pasó a segundo plano y lo que realmente se estaba definiendo es quién ganaba la pulseada.

El macrismo se presenta como la contracara del kirchnerismo en todas las áreas. En lo que hace a la relación con el Poder Legislativo, ¿en qué se diferencian?

Cristina Fernández le daba mucho rol al Congreso, aunque nadie lo crea. La cantidad de proyectos que presentó fue mucho mayor que la de los demás presidentes. El tema no era ese sino el debate, que era cerrado, no había simetría. Como tenían mayoría, apelaban a la famosa frase: “Armen un partido y ganen las elecciones”. Ahora sí hay debate, hay una simetría que la da necesariamente la distribución de bancas; ahora una vez que ingresa un proyecto al Congreso, las voces opositoras son muy fuertes. Por otro lado, Mauricio Macri todavía está aprendiendo a ser líder de la dinámica legislativa. Tiene una coalición legislativa en la que el radicalismo tiene mucha gimnasia legislativa y el PRO, menos. Ahí está el primer espacio de aprendizaje, que por ahora vienen sorteando bien, aunque con algunas situaciones en las que quizás se ve esa falta de gimnasia. Otra diferencia es que las temáticas que está ingresando por ahora el PRO tienen más que ver con lo institucional. No sé en el futuro, pero en este primer año hay ejes institucionales que en el kirchnerismo no había: la ley de acceso a la información, la reforma política, la reforma tributaria. Hay temas estructurales que necesitan por una cuestión de promesa de campaña y también para poder empezar su gestión.

El oficialismo tiene una coalición legislativa en el Congreso muy clara, pero no hay coalición de Gobierno o al menos, es más difusa. ¿Cómo está operando esa diferencia?

En la coalición legislativa hay una coincidencia en ejes y temáticas generales pero divergencias en cómo llegar. El PRO quiere que la coalición no se rompa, pero tiene muchos cucos a cuestas de la Historia, como que el peronismo es el único que puede gobernar, que todas las coaliciones se rompen. Está haciendo mucho para derribar esos mitos, y uno de ellos es que en coalición no se puede gobernar. Está haciendo mucho esfuerzo para darles al radicalismo y la Coalición Cívica lo que quieren, y eso se nota en el Congreso.

La ley antidespidos, precisamente un proyecto en el ámbito legislativo, provocó el peor momento político del Gobierno. ¿Por qué no logró capitalizar eso la oposición?

La oposición está buscando elementos para fortalecerse, pero hoy por hoy tiene muchas facciones internas, lo que no le permite tener una postura única. Hay legisladores que plantean que es el momento de tener diálogo con el PRO porque lo eligió la gente, y otros que quieren tener la misma lógica que cuando tenían mayoría en ambas cámaras y la Presidencia. No tener la misma visión política los hace más débiles. Por otra parte, si uno ve los momentos en que empezó el menemismo, después el duhaldismo y más tarde el kirchnerismo, se tienen dos años de fuerte transfuguismo dentro del peronismo, y eso no se está viendo hoy por hoy con claridad. Está el peronismo viejo, el kirchnerismo, los massistas, los federales; todavía está por verse qué forma va a tener eso. En ese sentido, José Luis Gioja va a ser clave. Hoy no veo que lo esté siendo, pero creo que lo debería ser en el futuro, porque es muy dialoguista y va a servir como aglutinador.

Muchos presidentes han comenzado su primer mandato en minoría en el Congreso y luego, en los dos primeros años fueron generando las mayorías necesarias para avanzar en su agenda legislativa. ¿Imagina el mismo escenario para el PRO a partir de las elecciones de medio término de 2017?

Creo que está por verse, no falta tanto para empezar a pensar en eso. Los próximos seis meses son claves para hacer que la vida económica de la gente sea menos tensa de lo que es hoy. En cuanto a los demás partidos, va a estar en ellos percibir qué es lo que quiere la gente en relación a eso. Si hay más desempleo, más suba de tarifas, el peronismo va a ser el primero que lleve eso para su molino. Los nuevos gobiernos, a los dos años todavía tienen un poco de luna de miel, por lo que suelen adquirir más legisladores. Espero que eso le pase a Macri, porque si no, los siguientes dos años van a ser complejos para Argentina. No veo un escenario constructivo institucional, económica, política e institucionalmente si Macri no tiene más legisladores en dos años. Y me parece que el PRO no tiene claro eso.

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